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Re: [escepticos] No es esto, corraleros, no es esto



¿Quién me manda a terciar en la polémica que llevan adelante dos
colisteros a los que admiro, a Mercader por las verdades como
hachazos que prodiga, y a Alonso por pulir esos hachazos al nivel
de la navaja de Occam?

Jose Alonso ha escrito:

> [Mercader]
> No creas que no percibía los agujeros en mi razonamiento mientras lo
> escribía.  Sobre todo porque no soy capaz de presentar una alternativa a la
> democracia.

Creo que cuando se escribe algo y al mismo tiempo se intuye la
debilidad de ciertas partes de nuestro razonamiento, al ser estas
partes cuestionadas por quienes respetamos por sus
conocimientos e inteligencia no podemos dejar de
reconocer que han aclarado lo que en nosotros
todavía había de oscuro. Me gustaría que Claudio transcriba
la frase de Rodó tan hermosa sobre esta cuestión y que se
encuentra en letras de bronce en el parque homónimo de
Montevideo.

> [José Alonso]
> ¡Ajá! Pues lo mismo me pasa a mí. Reconozco (cómo no lo voy a hacer si los
> vivo diariamente) los defectos del sistema democrático: los vivales que ven
> de saltarse la ley como quien se cuela en la cola del cine; los indecisos
> que al final dan su voto a quien mejor le adula la oreja; los emuladores que
> miran a su personaje de referencia antes de levantar la mano; los mezquinos
> que votan siempre en contra de la propuesta de quien le cae antipático, sea
> o no la más conveniente; los inconscientes que apremian a cortar el debate y
> pasar ya a votación las propuestas, aunque estén a medio digerir, porque
> llegan tarde a su telenovela, y así un largo etcétera. Considerando todos
> estos inconvenientes ¡a mí tampoco se me ocurre una alternativa mejor a la
> democracia! Y es que, para mí, la esencia del sistema democrático no está en
> hallar la solución más apropiada para un momento concreto (para esto sí que
> hay alternativas viables), sino que está en que proporciona la solución
> menos conflictiva de todas las posibles, aun a costa de la efectividad, por
> el mero hecho de que es la mayoritaria, que también quien votó una opción
> por motivos espurios al final se siente ligado a ella hasta el punto de
> asumirla como la menos mala. La democracia, en consecuencia, facilita la
> convivencia y engrasa las aristas de la sociedad como ningún otro sistema, y
> por ello (y sólo por ello) es capaz de proporcionar el clima de paz y
> sosiego que hará que, a la postre, las alternativas más sensatas acaben
> imponiéndose tras algunos vaivenes (o no, que tampoco es lo más importante).
> Ojo, que no digo que no existan luchas y resistencias en el sistema
> democrático, que claro que las hay y muchas, digo que es este sistema el que
> menos tiene y donde más se respetan los derechos de los contendientes, el
> que más paz proporciona, siendo que ésta es uno de los requisitos
> ineludibles para el progreso.

Verdades de a puño, y te lo digo yo, Alonso, que en un tiempo
defendía las bondades de la dictadura del proletariado.
Pero, ¡ojo! que yo me creía que la dictadura del proletariado
era la más democrática de los gobiernos posibles, porque me
creí el verso de que la otra "democracia" era en realidad la
dictadura de la burguesía, que conseguía el apoyo de las
mayorías debido a la alienación del proletariado. ¡Qué bien
armado que estaba el rollo! ¡Cuántos años tardé en darme
cuenta que el "proletariado" era una entelequia en nombre
del cual los burócratas de turno perpetraban sus tropelías!
Algo similar a veces ocurre entre nosotros cuando
algún atorrante invoca las "mayorías silenciosas" para
ampararse tras una presunta masa a la que dice representar
y valido del hecho de que esas mayorías no tienen el modo
de poder devolverle el golpe.

> (Mercader)
> Mi primer impulso sería el de preferir el gobierno de los mejores pero hasta
> el más lerdo puede ver que ese sistema se suele corromper rápidamente por la
> propia impunidad de que se rodea el gobernente. La única garantía de
> funcionamiento de un sistema semejante sería tener la suerte de que el
> mandamás de turno fuese lo más bienintencionado posible. O sea: ninguna
> garantía.

Hay otro grave inconveniente, Mercader, en ese gobierno de los "mejores".
¿Quiénes son los "mejores" en nuestra sociedad?.
¿Los intelectuales, los científicos, los escritores?
Me horrorizaría un gobierno presidido por esos fantasmones.
Si sacas a un científico de su pequeña parcela de conocimientos
específicos te encuentras que es una persona a veces más endeble
socialmente que una simple ama de casa dedicada a coser y cocer.
Los intelectuales han demostrado ser tan miserables como cualquier
albañil, médico o zapatero a la hora de dorar la píldora que
dan a tragar,
Los escritores en su mayoría venden su pluma al mejor postor.
Los abogados gozamos de mala fama entre la población,
por ser advenedizos y mercenarios. Sin embargo en la
lucha por la libertad es la profesión que más mártires ha
dado al mundo. La mitad del Colegio de Abogados de París
murió en defensa de su patria durante la ocupación alemana,
una proporción muchísimo mayor que las demás colegiaturas.
Sin embargo me opondría a que se les diera a los abogados
el privilegio de dictar las leyes.
Y se trata por una razón que creo que ustedes no han sacado
a la luz. Los intelectuales lo son por pertenecer en su inmensa
mayoría a las capas privilegiadas de la población. Puestos a
gobernar su sensibilidad correría en el mismo sentido que la
clase social a la que pertenecen.
Otra razón es que la diferencia que hay entre "un burro y un
gran profesor", que Discépolo creía insalvable, es muy poca
a nivel de conocimientos.
Los conocimientos que son importantes en la vida se adquieren
antes de ingresar a la escuela primaria. El homo sapiens sapiens
no lo es por haber concurrido a la universidad. Especialmente
durante el primer año de vida se aprenden la mayoría de los
conocimientos que adquirimos en el total de nuestra vida.
Bien se dice que la universidad y nuestras lecturas nos pueden
dar un "barniz" cultural. Barniz por lo superficial, fugaz y
deletéreamente brillante
Por suerte veo que la gente vota muy bien. Vota impulsada
por su barriga y no por ideologías. Yo me he dejado
deslumbrar algunas veces por la "honestidad intelectual",
la "inteligencia", la "cultura" de algún candidato y el pueblo
dice muy bien: -hablará muy lindo pero con palabras no
se come-

> [José Alonso, en su anterior mensaje]
>  El voto secreto, por tanto, garantiza el que pueda expresar libremente
> mi opinión sin temor a venganzas posteriores de nadie, al menos
> en teoría, claro.
> (.............)
>
> [Mercader]
> Admito tu objeción a mi objeción. Mi argumento consiste en que creo
> descubrir en la gente -en mí mismo también, claro- un comportamiento
> diferente cuando estoy siendo observado a cuando no lo estoy.  Mi sempiterna
> teoría de que nos movemos impulsados por instintos inconscientes tiene aquí
> también su aplicación. Uno de los instintos, el de  ocupar una posición
> definida en la pirámide jerárquica se pone a funcionar al sentirnos
> amenazados por la pérdida de status si nuestro comportamiento no cumple una
> finalidad: la  de asegurar la aprobación y el reconocimiento de los
> espectadores. De ahí que no nos atrevamos a votar de forma contraria a
> nuestro entorno  a menos que disfrutemos de un criterio sólido y una
> voluntad indestructible para defender nuestras opiniones, caso que no se
> da -me parece a mí- de forma general, en la vida real.

Si lo sabré yo, por no seguir la mayoría dominante de los
ecólatras. En una ocasión concurrí a la disertación de un profesor
de química que alababa la construcción de un "digestor" financiado
por la Universidad de Santa Fe en la casa de un agricultor que se
prestó a ello. Transportaban, usando nafta por supuesto, excrementos
de una granja de cría de gallinas, y consiguieron que el agricultor
pudiera preparar su desayuno con el gas que se podía obtener
de la fermentación de los excrementos.
Los ecologistas estaban al borde del delirio y cuando yo dije
que me parecía terrorífica la relación costo-beneficio de ese
sistema por poco me linchan, en especial cuando les dije que
ese aparente humo que salía de las chimeneas de los reactores
nucleares que tapaba la luz del sol en lindos posters que
mostraban no era humo sino vapor de agua..
También dije que el plutonio era de baja radiactividad, e
increiblemente me lo impugnaron, pero claro, eran magufos.

> [José Alonso]
> De acuerdo, aunque no podría decir si tal comportamiento se debe a
> "instintos inconscientes" o a una simple identificación psicológica con el
> grupo y sus prácticas. El voto contrario al entorno podría darse bien por lo
> que comentas (criterio sólido, voluntad indestructible) o bien por el
> recurso de hacer secreto el voto, que lo segundo sirve para compensar lo
> primero.

Lo de "instinto inconsciente" me parece, Mercader, por un lado
redundante, porque el instinto siempre es inconsciente, y por el
otro lado tiene tufillo psicologizante que me torna desconfiado.
Pero, bueno, entiendo poco de eso.

> [Mercader]
> Por otra parte, el voto secreto favorece  la aparición de otra
> tendencia -que no reconoceríamos aunque nos matasen, por aquello de nuestro
> antropocentrismo habitual- que deriva de otro de los instintos subyacentes :
> el de pasar desapercibido para lograr mejor nuestros fines. Por ejemplo: en
> las reuniones de vecinos de mi escalera, yo voto siempre en secreto para que
> quiten el horrible florero del vestíbulo mientras que exteriormente  lo
> alabo para poder ligar mejor con la vecina que lo puso (Os tendré al
> corriente de los satisfactorios efectos de tan villano proceder).
>
> [José Alonso]
> :oDDD Mira por dónde has descubierto una de las ventajas del voto secreto:
> te permite expresar lo que realmente piensas al tiempo que no hace
> retroceder tu estrategia hacia tu vecinita, es una actitud muy inteligente
> al fin y al cabo.

Por suerte somos antropocéntricos. En primer lugar mi principal interés
soy yo mismo, luego mis hijos y mi familia y luego los demás seres
humanos, porque entre todos los bichos que pueblan el planeta
son los que más se parecen a mí. Yo podría hacer una locura como
los grinpicios de interponer mi cuerpo a los arpones de los balleneros,
pero movido por la necesidad de mantener una biodiversidad favorable
al ser humano. Si soy partidario de que se conserve el germen de la
viruela (que actualmente sobrevive solamente en los laboratorios)
es debido a que quizás algún día pueda ser útil al ser humano,
variación genética mediante. Si ello no fuera posible no defendería
la subsistencia de esa forma de vida. Mi único interés es la sobrevivencia
de la especie humana en la mejor forma posible, conservando la
biodiversidad, cuidado del medio ambiente, pero cortando los
árboles necesarios para hacer mesas y diarios y matando las
ballenas que sean necesarias para alimentar a los japoneses.

> [Mercader]
> Bueno; en serio. Creo que, en asuntos serios, el voto secreto genera
> peligros graves. Tiendo, llevado de mi inconfesable soberbia, a pensar que
> no debería opinar quien no esté dispuesto a defender su punto de vista a
> capa y espada. Si es el miedo lo que amordaza su expresión pública, a lo
> mejor debería  quedar invalidado para participar en las decisiones
> comunitarias. Incluso los elefantes delegan las decisiones importantes en el
> miembro más experimentado de la manada.
> De ahí viene mi extravagante sugerencia de que debería darse mayor peso al
> voto de  quienes fuesen capaces de respaldarlo con unos mínimos argumentos.
> ¡Ah! mi teoría dominguera no implicaría  la permanencia obligada en una
> categoría 'silenciosa' . Todo el mundo debería poder pasar a la categoría
> 'dirigente' en cuanto se le enciendiese una bombilla y mostrase una idea
> aceptable.
> Mirándolo bien, esto es lo que ocurre, en la práctica, en el sistema actual.
> Millones de personas se sitúan en esa categoría 'silenciosa'. Uno vota
> simbólicamente en una urna a no sabe muy bien quién y luego se despreocupa.
>
> [José Alonso]
> Mi objeción a esa teoría (no tan dominguera, que cuenta con ilustres y
> afamados defensores) es la misma ya enunciada: Al todos votar y al ser esos
> votos iguales se asegura una mejor y más pacífica convivencia puesto que se
> hará lo que la mayoría opina, siendo esta la principal regla de juego junto
> con la de que no se permite pisotear los derechos de las minorías. Es la
> convivencia pacífica el eje de este sistema y no lo acertado de sus
> decisiones, que yo no me creo eso de que "el pueblo no se equivoca nunca",
> claro que se equivoca y vaya si lo hace (que Aznar esté en la Moncloa es un
> signo patente, desde mi punto de vista). Así creo, Merca, que al evaluar un
> sistema político deberíamos fijarnos más en su capacidad para proporcionar
> reglas de juego que faciliten la convivencia que en su capacidad para
> adoptar decisiones acertadas. Desde mi punto de vista la paz es el
> presupuesto básico e ineludible sobre el que se sustentan las otras acciones
> sociales; sólo con paz es posible luego tantear la solución correcta a un
> problema concreto. Y para conseguir la paz no existe mejor método que el de
> una persona igual a otra y una persona, un voto.
>
> [José Alonso, en su mensaje anterior]
>   No creo que la solución esté en adjudicar distinto valor al voto en
> función
> de la mayor o menor implicación de la persona en las cosas sociales
> (que también existe el derecho a no participar en nada) sino en fomentar
> una verdadera educación política (.........)
>
> [Mercader]
> ¡Toma! y yo creía que mi teoría era dominguera...;-)
> Tu simpática utopía ha tenido unos cuantos miles de años para aplicarse y no
> soy capaz de ver, a punto de entrar en el 2000, el menor indicio de sus
> efectos.  El hecho de que hoy se puedan sentar los sindicalistas y los
> empresarios en la misma mesa  mientras que a Espartaco y a sus huestes los
> crucificaban en cuanto les echaban el guante, no me dice demasiado; sólo es
> un vaivén de la moda, parecido al que permitió que la democracia griega y el
> derecho romano fuesen hábilmente sucedidos  por los autos de fe, sólo un
> poquito después.  Lo digo por experiencia, pues he  comprobado en mi carne
> que los seres humanos, cuando son malintencionados, siguen buscando los
> resquicios de la Ley -bonito marco artificial para nuestra conducta-  para
> seguir machacando al prójimo como cuando estábamos subidos a los árboles.

Me parece que tu actitud mental, Mercader, peca de pesimista. Por el
contrario yo creo que todo pasado fue peor y que todo futuro será mejor
que lo presente.

>
>
> [José Alonso]
> Muy cierta esta última frase, y para eso está la ley y la tarea de
> empequeñecer cada vez más sus resquicios. También sé que mi propuesta lleva
> algo de utopía, pero es que no veo alternativa mejor: si coincidimos en que
> la democracia es el menos malo de los sistemas políticos tan sólo porque es
> el que mejor convivencia ofrece, debería ser obligado formar a los
> ciudadanos en los valores democráticos, pero no para que sepan encontrar la
> mejor solución en un momento concreto ni para librarse del pequeño miserable
> que todos llevamos dentro (que también podría intentarse), sino para conocer
> las reglas del juego, para que conozcan en qué se diferencian de otros
> sistemas, para que interioricen principios tales como la no discriminación
> por razones de sexo, raza, etc... No por utópica debe desecharse esta
> medida, al contrario. Por otro lado, cuando me he sentado como sindicalista
> a la misma mesa que la patronal no se me ocurrió pensar que una opción fuese
> acabar como Espartaco, hombre, a mí sí me dice demasiado, qué quieres que te
> diga ;-))
>
> [Mercader]
> Mensajes como los tuyos son los que dan carácter a esta corrala.  A ver si
> pueden ser un poco más largos, aprovechando  que no hemos conseguido
> matarte.
> Saludos.
>
> [José Alonso]
> :oDDD gracias, como decía Pedro Luis (gracias también, Pedro), no sé yo si
> esta lista es lo más adecuado para una convalecencia, pero como tampoco fue
> tanto lo mío pues seguiré leyéndola con atención y participando de vez en
> cuando.
>
> Venga, un saludo
>
> José Alonso

Los admiro sinceramente a ambos, han sabido discurrir sin irse
por las ramas, a lo que yo tengo tendencia por estar como sudaca
más cerca del ancestral simio prehomínido.
                                    Héctor W. Navarro