[Date Prev][Date Next][Thread Prev][Thread Next][Date Index][Thread Index]

Re: [escepticos] Hijos alejados de sus padres



Este email se lo dirijo en especial a José Alonso, dado su profesión
de abogado, que sé que le interesará, pero creo que es útil a toda
la corrala, porque los escépticos lo somos también respecto a
las falsas creencias sociales, y en lo que viene, respecto a quienes
equivocadamente creen que existe el llamado instinto materno,
que creen que las mujeres son las únicas que pueden dar afecto
a sus hijos, que el padre debe limitarse a aportar sus genes al
principio y después solamente dinero para los alimentos.
    Esa falsa concepción deriva en una indiferencia social al
dolor de muchos hombres que luego de su divorcio se ven
violentamente separados de sus hijos. Woody Allen es una
de las víctimas de esa situación. Su único hijo desde los 6 años
se niega a verlo porque dice que él abusó de su hermana, Soon
Li, que es actualmente la esposa de Allen. Si ese niño tiene esa
información es porque se la ha impuesto su sádica madre.
    El siguiente informe desnuda todas esas tácticas.
    Aclaro que en la década del 80 fundamos APADESHI
(Asociación de Padres Alejados de sus Hijos) para luchar
contra esas prácticas, pero también contra la indiferencia
social a esa situación. Conseguimos que se dictara la ley
24.270 que castiga a quien le impide al otro progenitor
el acceso a los hijos luego del divorcio, pero todavía
hay un largo camino por delante.
    Tenemos como grupo opositor a las feministas, que
pusieron el grito en el cielo cuando conseguí hacer condenar
penalmente a la primer mujer por ese nuevo delito.
    Sin embargo, la misma situación se puede ver en muchos
casos cuando es el hombre el que conserva la tenencia
e instiga a sus hijos contra la madre. He visto a adolescentes
en una audiencia realizada en los Tribunales de Rosario
calificar a su madre de puta porque había vuelto a casarse
y le llamaban "guacho" (creo que es una palabra indígena
que designa a los animales o niños sin padres) al bebé que
había tenido la madre en su nuevo matrimonio, pese a ser su
hermano.
    El padre manejaba tan bien los hilos que no necesitaba
abrir la boca.
    Extrañamente, y esto tal vez lo pueda explicar algún
psicólogo, los adolescentes son los más fácilmente
influenciables por el inculcador, pese a la presunta
rebeldía de esa edad. En otro caso en Tribunales vi
a un adolescente pegarle una trompada en la cara al
padre ante la mirada complaciente de su madre
    En caso de que se reproduzca este escrito, ruego
citar a sus autores y a la asociación APADESHI
    En un caso me tocó representar a una mujer que
acusaba a su esposo de haber abusado sexualmente
de su hija. Renuncié a su defensa cuando me di
cuenta que todo era una fabulación de mi clienta
para impedir que su exesposo pudiera seguir
viendo a su hija. Desgraciadamente en esos casos
los jueces se aterrorizan e inmediantamente cortan
el vínculo. En el caso de la secta de "Las dos pastoras"
pude salvar de la cárcel a dos hombres acusados de
violación de sus hijas, que habían sido falsamente
imputados por haberse negado a contribuir para la
compra de un automóvil para la profetisa del grupo.
Pero uno de ellos estuvo 14 meses preso. Alguna vez
quizás les cuente toda la historia, que es verdaderamente
insólita por las tonterías que creían los adeptos, entre
ellos una jueza y una profesora de educación física,
esposa de uno de los pobre tipos.
    Soy consciente de que el texto, como tantos que he
remitido a la corrala, puede generar rechazo en quienes
se sientan afectados, pero no pido disculpas anticipadas.
Que cada cual se ponga el sayo según bien le venga.
                           Héctor Walter Navarro
PD: Aclaro que cuando tuve que defender a Fabián, un
niño de 14 años que quería reencontrarse con su padre
al que no veía desde los 9 años, me di cuenta que el
problema no era de los padres alejados de sus hijos,
sino el inverso, el de los hijos alejados de sus padres, así
sea porque el progenitor con quienes conviven impide el
contacto o porque el excluido se ha desinteresado. Con
esa nueva concepción fundamos "AMPARO", que tanto
defiende a padres a los que se les niega el vínculo con sus
hijos como a hijos que han sido olvidados luego del
divorcio por el progenitor no conviviente.
    Ya les conté que la demanda de Fabián fue la primera
realizada por un hijo en la Argentina con la finalidad de
restituir el vínculo con su padre. En otra ocasión les
voy a contar cómo me vi obligado a retorcer las leyes
vigentes en la Argentinapara fundamentar la demanda,
pero todo está bien si termina bien. Pese a que violé
la ley, ella lo disfrutó, como cualquiera que tenga
conmigo un encuentro cercano del tercer tipo.

AMPARO
ASOC. DE MADRES, PADRES Y ABUELOS DE ROSARIO
(PARA LOS HIJOS ALEJADOS DE SUS PADRES)
Reuniones todos los miércoles a las 20 horas
Moreno 1045 - CP 2000 - ROSARIO (Pcia. de Sta. Fe) TE: 4488431
INCULCACIÓN MALICIOSA
Reproducción del informe elaborado por APADESHI de Buenos Aires
 La palabra padre es usada en su forma genérica.
    La inculcación maliciosa es una práctica habitual del padre que
obstruye la relación afectiva
de los hijos con el otro padre, buscando obtener el rechazo de éste y
sus familiares, por parte de los
niños o adolescentes. Ocurre en familias bajo el mismo techo, pero la
dimensión y peligrosidad, así
como las terribles consecuencias que adquiere en padres separados, nos
conduce a fijar el presente
informe en relación a padres separados.
    En este método se evidencian los más perversos instintos del ser
humano, ejecutados sin
importar el daño a causar. Una habilidad a extremos impredecibles, que
logra que los hijos inventen
hechos, respalden mentiras u olviden momentos de felicidad y que
terceros se involucren en la
denostación al padre rechazado.
    Estas falacias encuentran un canal ideal en el sistema jurídico, los
que conocen acabadamente
este accionar y que en muchísimas ocasiones consienten, respaldan y
alientan su puesta en escena,
coartando los vínculos con el padre acusado. El damnificado no puede
proteger a sus hijos, y para
cuidar su integridad termina tomando resguardo ante estas agresiones
antinaturales. Un elemento
jurídico de notable precisión como la Ley 24.270, conocida como "el
derecho de los hijos al
contacto con ambos padres", que sanciona al Padre o tercero que impida u
obstruya la relación del
padre no conviviente con sus hijos, logró desactivar una gama de
artilugios de desvinculación.
    En su origen, esta ley contempla "la inculcación maliciosa" como
causal de imputación del
delito y así debe analizarse en los ilícitos por obstrucción. El
progenitor que obstruye cae en la
inculcación cebado por la impunidad y procede con un "lavado de cerebro"
a los hijos, los cuales,
con su mente en estado evolutivo, poseen una alta capacidad de
absorción. Estos padres cuentan a
favor de su nocividad, un tiempo por demás amplio y sin control alguno,
para depositar una y otra vez
las semillas del odio y el rencor de sus problemas no resueltos. Nadie
psíquicamente sano apoyaría la
negativa de un menor de asistir a un colegio para su educación o a un
médico por su salud o a su
higiene, sin embargo, líneas de pensamiento cercanas a la destrucción de
las estructuras de familia
justifican la negativa de los hijos a mantener contacto con el padre no
conviviente.
    Con esta negativa, se intenta burlar el espíritu de la Ley 24.270.
Lógicamente nos referimos a
los casos en los que los padres citados no representan un riesgo probado
a la integridad psicofísica del
menor. Teorías psicológicas por demás temerarias, intentan exponer
conclusiones justificando la
destrucción de los vínculos.
    La facilidad con la cual los componentes de familias desvinculadas
violentamente acuden a las
adicciones, merece tener una observación especial sobre los verdaderos
motivos de teorías
desvinculantes. Erróneamente se vuelca el peso de las culpas en el padre
rechazado. Le imponen
terapias psicológicas individuales, o terapia del grupo familiar,
sosteniéndolo como responsable. De
esta forma se pierde decididamente enfocar al verdadero causante, al eje
desquiciante, al padre
orientador del rechazo. Al cometer este desliz, se fortalece la negación
en los hijos y aumenta la
estrategia de inculcación ante el éxito del inculcante.
    Detectamos una serie de hechos concordantes con la "inculcación
maliciosa" por parte
del padre que obstruye:
 * Inmediato a la separación, convive con otra persona, a la cual impone
como Papá o Mamá, y
al verdadero Padre relega como padre biológico sin derecho alguno sobre
sus hijos (en ocasiones en el
caso de padre varón, se niega la paternidad biológica y esta duda se
traslada a los hijos).
 * Rápidos embarazos, para fijar pautas de no separación de hermanos,
nacimientos que de esta
forma carecen de amor y son teñidos de conveniencias (en estos casos los
hijos se ven envueltos en
una familia sustituta o espejismo familiar, al que se entregan por
nostalgia a la familia real).
 * Cambio de nombre de los niños, para cortar raíces de identificación
(al ser llamados en forma
distinta a la del Padre no Conviviente, los lazos de sangre por los del
nombre, creando gran confusión
entre padre e hijo).
 * Actitudes despreciativas e incitación a situaciones límite al padre
damnificado, siempre
delante de los hijos, adoptando el inculcador el rol de víctima.
 * La destrucción económica-laboral al Padre no Conviviente, acompaña a
este método
elaborando un discurso expulsivo mediante continua degradación al padre:
de proveedor fracasado o
que no se hace cargo adecuadamente de sus hijos (es común que a los
hijos se los someta a
privaciones innecesarias, inculpando al Padre no Conviviente).
 El uso doloso de la promoción de la lucha contra la "violencia
familiar" mediante las
conocidas "denuncias falsas", sin pruebas, sin testigos, sin
antecedentes, lobos con piel de oveja,
que del dolor ajeno verdadero, desacreditan jurídica y socialmente a un
padre y principalmente ante
los ojos de los hijos, provocando serias dudas.
 Estos medios descriptos generan equivocadas nociones de lealtad en los
hijos y el entorno. Sólo
escuchan la voz del inculcador o aquéllos que responden a su ideología.
 El padre rechazado va quedando afuera del afecto de sus hijos,
desaparece el diálogo,
reemplazado por insultos o agresiones varias. Los colegios aceptan el
discurso del inculcador e
ignoran al otro padre. La estrategia cumple su cometido y este padre
gastado en su estéril lucha por
cortar estos vicios, se va alejando por carencia de fuerza,
convirtiéndose para esos mismos hijos en
"padre abandónico" y al que reclamarán eternamente haberlos abandonado.
 Para estos hijos resulta dificultoso diferenciar al padre agotado, que
fue obligado a poner
distancia con el deleznable padre que, criminal e irresponsablemente,
por propia voluntad se
desvincula de una familia.
 Observamos diferentes etapas de respuestas a la inculcación, según la
edad de los hijos:
 - Hasta los 4 años de edad: Por la escasa edad, fuera de la mirada
inquisidora del inculcador
desarrollan el afecto natural con el otro padre.
 - De 4 a 6 años de edad: Se le premedita un temor al apartamiento
físico con el inculcador
(temor a ser "robado" por el Padre no Conviviente). En estos casos suele
ponerse a nuevas parejas
como cuidadores, generando una relación de protección falsa de parte de
este nuevo personaje,
fijando la desconfianza hacia el verdadero padre.
 - De 6 a 12 años de edad: Se mimetizan como cómplices del inculcador y
rechazan a la
familia del otro padre.
 - De 12 a 16 años de edad: Son adolescentes castigadores, su desarrollo
físico y las nuevas
relaciones, cuidadosamente seleccionadas por el inculcador, generan
nuevas relaciones afectivas
orientadas al reemplazo total del padre negado. Esta es la etapa del
Cenit para la inculcación,
asumiendo como propia la decisión y voluntad del rechazo. Esta etapa se
caracteriza en que el
inculcador desarrolla una labor en terceros que influye en los hijos.
 - De 16 a 20 años de edad: Los hijos realizan una búsqueda de la
verdad, si la encuentran
rechazan con fuerza al inculcador, es la etapa más difícil donde la
importancia del padre rechazado
adquiere un valor fundamental para su futuro, comienzan a darse cuenta
del manejo que han
sufrido. Este rechazo hacia el inculcador suele ser transitorio,
dependiendo de los daños recibidos y
es positivo para realizar un ajuste de los afectos; si logran
restablecer el vínculo que durante tiempo
negaron restablecerán el vínculo con ambos padres.
 Si esta asignatura pendiente del reencuentro no se produce, por
fallecimiento, no encuentro o
negativa del padre negado, en un amplio porcentaje repetirán en futuras
parejas la historia de
desencuentros aprendida.
 Es notable la mimetización de los hijos con el inculcador, copian
gestos, formas de conducta,
físicamente desarrollan caracteres similares. Declaman el rechazo según
el texto enseñado,
repitiendo palabra por palabra, con la misma entonación del inculcador.
 Por dentro de ellos se produce una escisión de personalidad que procede
con firmeza y fiereza
en el rechazo y con una sumisión total hacia el inculcante.
 La desarticulación de estas estrategias debe realizarse con suma
rapidez ante el menor
indicio. Una excelente relación padre-hijos puede pulverizarse en pocos
días, convirtiéndose estos
vínculos en un calvario con dificultoso regreso a los efectos.
 Es de vital importancia que profesionales de Psicología y del Derecho y
Funcionarios
Judiciales, pongan sus mayores esfuerzos en la inmediatez, para cesar
con estas desviaciones.
El proteger los vínculos en niños y adolescentes es, tal vez, la única
prevención primaria para
el correcto desarrollo de éstos.

      Dante Alfredo Miceli    José María Bouza
                 Secretario            Presidente