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[escepticos] flecha evolutiva y rabos




[Héctor Walter Navarro]
Mercader: ¿Me perdonarás algún día la traición
artera que cometí contigo con motivo de la cuestión
Stravinsky?. Que no fueron los bomboncitos,
confíesalo, los que motivaron tu bronca conmigo.

[Mercader]
La verdad, Héctor, es que me resulta difícil encontrar el registro
apropiado para dialogar contigo. La peculiaridad que encuentro en tu
persona se debe, sin duda, a la diferencia de códigos que manejamos a
uno u otro lado del charco. Tu episodio de los bomboncitos, mal acogido
por varios lectores de la parte de acá  (por mí, entre otros) no parece
encajar con otros aspectos positivos que nos ha parecido advertir a
algunos colisteros.  Por ejemplo, tu actitud increíblemente paciente
ante los insultos de algún obsesivo  lector y de sus adláteres, hasta
el punto de responderles con tranquilidad a cada uno de ellos (incluso
a quien te intentaba atacar por la espalda)  como si fuesen simples
niños maleducados a los que hay que perdonar su inmadurez.
La verdad es que no puedo saber si eso forma parte de tu naturaleza o
si es el producto de una estrategia planificada y experimentada en tu
oficio. Tanto si es lo uno como lo otro, denota un notable dominio de
tu propia capacidad de reacción (de no-reacción, para ser exactos) . El
caso es que, finalmente, la actitud ha resultado apropiada pues tanto
el persistente insultante  como los que se subieron al carro al olor de
un apaleamiento gratuíto han terminado por callarse aburridos (*) con
lo que no sólo no han obtenido lo que pretendían sino que han perdido,
a los ojos de algunos, unos cuantos escalones en su  anterior posición
de prestigio  en la corrala (ese tanto es para que te lo apuntes).
Aunque sólo fuera por eso, tu aparición en la lista ha resultado
beneficiosa  pues, por una parte,  ha removido algunos esquemas
oxidados permitiendo que muchos se manifestasen con sus verdaderas
caras  y, por otra, me ha suministrado infinidad de datos que confirman
mis sospechas sobre el origen meramente zoológico de muchos de nuestros
comportamientos.

Por otra parte, tus aportaciones sobre algún  episodio jurídico  sobre
lo que aquí llamamos Derecho de Familia  y tus actividades acerca de
las sectas deberían bastar para que algunos reconozcan que cumples de
sobra los requisitos para pertenecer a la plantilla de la corrala,
quizás con más derecho que algunos ausentes a quienes, por más que me
esfuerzo, no consigo echar de menos.
Saludos.

(*) Salvo alguno que, como aquellos soldados japoneses perdidos en la
jungla sin saberse derrotados, no se "hentera" de nada.