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Re: [escepticos] Historias escépticas



Xan ha escrito:

> La historia no esta nada mal, pero en España es conocida bajo el
> nombre de "Simplemente, Maria". Fue la fotonovela y radionovela de
> moda alla por el Pleistoceno (vulgo: años 70). La proxima vez nos
> cuentas "Ama Rosa" que solo recordaremos los  viejos dinosaurios del
> jurasico
>      Saludos
>

Aquí en la Argentina la telenovela que empezaba de forma similar a mi
historia se llamó "Rosa de lejos". Pero la segunda parte es totalmente
diferente. En la telenovela Rosa tuvo un éxito económico descomunal
se hace muy rica y hasta llega a abrir una sucursal en París.
Se da el gusto de rechazar al cretino que la despreció cuando era
pobre y se casa con el "hombre bueno y honrado" que la quería bien.
Es decir, esa telenovela es totalmente previsible y no sale de los
carriles
comunes de lo que ocurre en la vida real.
En cambio mi historia es totalmente insólita. Se trata de alguien que
es pobre siendo joven, lucha denodadamente contra las adversidades
pero no tiene éxito y sigue pobre y, aunque esta parte no la conté, se
muere también más pobre que una rata y sin el amor ni del hombre
bueno ni del malo, que algo hubiera sido algo.
Es decir, mi historia es muy extraña.
Tan extraña como la del perro que quedó a 2000 km. y nunca más
se reencontró con sus dueños, o la del joven que quedó paralítico
y luchó sin éxito por recobrarse pese a que un frío e inhumano médico
(como son todos los que no son alternativos) le pronosticó que no
volvería a caminar.
Xan: Recibí también un insólito privado tuyo en el cual me transcribías
sin comentario alguno un mail mío (el que hice comentando los
dos artículos sobre la medicina en Cuba con los que nos gratificó
Bello Diéguez).
He llegado a pensar que equivocaste el destinatario y que en realidad
se lo reenviabas a Bello Diéguez porque él en un tiempo decía que
me tenía filtrado.
Ya no debieras molestarte porque Bello Diéguez me ha sacado del
filtro y todos en la corrala hemos ingresado a una Nueva Era de
amor y paz.
                                Un besito
                                                    Héctor