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Re: [escepticos] Síndrome de Lerma



"José M. Bello Diéguez" ha escrito:

> Héctor Walter Navarro wrote:
> > (Héctor) Has descripto el síndrome de una enfermedad
> Escriba cien veces: "no se dice descripto, sino descrito".
> Saludos
> JM

(Héctor) Gracias por la corrección. ¿Ha sido aprobada
por la Real Academia?. Realmente nuestra bendita lengua
se encamina hacia la eliminación de la "pe" en el final de
las sílabas y al comienzo como licuante con la "ese".
Seguramente se  llegará a decir "descrición" en lugar de
"descripción". Es una contradicción que se mantenga
"descripción" si se exige que se diga "descrito".
¿No será que se permiten las dos formas". Hay varios casos
en que se permiten dos formas para una misma palabra.
Por ejemplo, con "cardíaco" (con acento) y "cardiaco"
(sin acento). Por mi parte, si bien prefiero decir "austriaco"
(sin acento) porque así lo decía mi abuelo materno, que
era de esa nacionalidad, digo "egipcíaco" (con acento)
porque en ese caso, no sé por qué, me resulta más
eufónico.
Me ha costado mucho dejar de escribir "septiembre".
Me pregunto si alguna vez "psicólogo" se podrá llegar
a escribir sin la "pe", ya que no se la pronuncia.
El problema sería que etimológicamente "sicólogo"
sería el estudio de los higos. Ya tienen bastantes
problemas los pobres psicólogos con los escépticos
que les niegan nivel científico para terminar siendo
simples estudiosos de los higos. ¿No se podría
ensayar alguna mala broma aprovechando esas
etimologías? Por ejemplo, que algunos parecieran
tener semillas y pulpa de higos en lugar de seso dentro
del cráneo y necesitaría más de un sicólogo que de
un psicólogo.
Usted, Bello Diéguez, debe recordar que en la antigua
Atenas existían los repudiados sicofantes, que eran
los acusicas o delatores de aquellos tiempos. Los
exportadores de higos debían pagar unas gabelas.
Como siempre había quienes las evitaban mediante
el contrabando. Estaban entonces los sicofantes que
acusaban al contraventor, cobrando una parte de
las multas que se aplicaban.
Se habrá fijado que no me enojé por la corrección
ortográfica que me hizo. Pasa conmigo que disfruto que
me enseñen. Tal vez hago mal en decirlo y usted ya
no lo hará en adelante. Recuerdo la anécdota del
Oso que odiaba al conejo Rabbit. Cuando lo pudo
atrapar quiso vengarse de todas las marranadas que
el conejo le había hecho y cabilaba cuál sería la
peor tortura. Al pasar por un zarzal el conejo
asustado le pidió que no lo tirase entre las espinas
porque sería un sufrimiento insoportable. El oso
satisfecha no lo pensó más y lo tiró allí. El conejo
entonces se puso a saltar y a burlarse por la
ingenuidad del oso, que no sabía que las zarzas
son el hogar natural de los conejos.
Bello Diéguez: Me encanta que me señalen mis
errores y me enseñen. Gracias, aunque no haya
sido su intención favorecerme.
    Saludos
                           Héctor
PD1: Usted me acusa de que dejo hilos sueltos sin
contestar. Pasa que cuando ya estoy saliendo algo
ajado pero aún en  pie de una pelea se presenta
otro, como ha hecho pepet recientemente, a darme
palos. Pero no me importa, como el Martín Fierro
digo: "No pregunto cuántos son, sino que vayan
saliendo".
PD2: A pepet: Muchas veces los profesores de
ciencias duras son reacios a aplicar los descubrimientos
de la pedagogía moderna. Consideran equivocadamente
que basta con saber mucho para poder enseñar.
Por el contrario creo que todos hemos comprobado
en seso propio que hay gente muy sabia que tiene
una incapacidad casi absoluta de transmitir sus
conocimientos. Por el contrario otros con mucho
menor nivel pueden ser excelentes profesores.
Recuerdo en el secundario a un profesor de
anatomía y biología que tuve. Era un muy mal
médico, pero un extraordinario profesor.
El mejor profesor de la Facultad de Derecho
fue el extraordinario Federico Ortiz de Guinea.
Sus alumnos impusimos su nombre al Aula
Magna de la  Facultad. Era profesor de Derecho
Marítimo, una de las materias más áridas de la
carrera, sin aplicación casi en una ciudad del
interior del país como Rosario. Sin embargo
sus clases eran fascinantes. En pleno verano,
que en Rosario significan 36 º a la sombra,
daba clases que duraban seis horas seguidas.
Cuando notaba que sus alumnos se cansaban
o se distraían salía con un chiste o un comentario
sobre el fútbol o la política. Cuando veía que ya
había recuperado la atención de sus alumnos
retomaba sin perder tiempo la enseñanza.
Este extraordinario profesor sin embargo fue
un muy mal abogado. En toda su vida tuvo
solamente un juicio de derecho marítimo
(un barco varado en el puerto de Rosario)
y lo perdió. Y él mismo se jactaba de ello.
Pepet: Tú habrás tenido profesores como este
Ortiz de Guinea que te comento y también esos
otros a los que únicamente les interesa el
sueldo, o aquellos otros que odian a sus
alumnos, o los resentidos y frustrados, o
los que pierden el tiempo y se creen que deben
ser amigotes de sus alumnos y se la pasan
chismorreando y haciendo chistes.
Estoy seguro que tratas de ser un buen
profesor como Ortiz de Guinea, por algo eres
un escéptico. Elisenda también debe ser una muy
buena profesora. Recuerdo que comentó que se
hacía llamar la "huesos" o algo así, para que sus
alumnos supieran que debían estudiar y aprender
bajo apercibimiento de masacre. Los taimados
que tratan de perjudicar a sus alumnos, nunca
hacen un anuncio tal.
Lo siento, pepet, nuevamente mucha paja y
poco trigo.
Pero creo que los que hayan llegado hasta aquí
recordarán cada uno de ellos a sus grandes profesores
a los que supieron inspirar y alentar sus vocaciones, pero
también recordarán a esos otros hijos de puta que
pretendieron ahogar la desesperada necesidad de
conocimiento que tiene la juventud.
                Saludos