Después de percibir que la
televisión pública transmitía ayer (durante horas y con
todo detalle obsesivo) el aquelarre de Fátima, uno se pregunta
¿qué diferencia hay entre la Iglesia y una simple secta?.
Además, en la propia retransmisión del conciliábulo hay una
ignominia repugnante: después de 2500 años de pensamiento y
ciencia, hay que volver a soportar la enaltación oficial de visiones de
milagros y mentiras.
El mazazo final lo tuve al escuchar, de
uno de los locutores del telediario público, la noticia como si de una
verdad se tratase, sin tan siquiera matizar que se trataba de una simple
creencia. ¿Qué está pasando? ¿Volvemos a la Edad
Media? Pienso que el asunto no es ninguna broma y que se habría de
preparar una respuesta seria.
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