Bohr no salió de Copenague hasta 1911, cuando terminó su tesis. Y fue
entonces cuando se encontró con Rutherford (que, dicho sea de paso, jamás había
visitado Dinamarca -era neozelandés y estudió en Inglaterra-). Así que dudo que
a un doctor en física le hicieran ese tipo de preguntas en un
examen... ----- Original Message -----
Sent: Monday, December 04, 2000 8:18
PM
Subject: [escepticos] para los
fisicos
Me ha llegado esto:
Sir Ernest Rutherford,
presidente de la Sociedad Real Britanica y Premio Nobel de Química en
1908, contaba la siguiente anécdota:
Hace
algún tiempo, recibí la llamada de un colega. Estaba a punto de poner un
cero a un estudiante por la respuesta que había
dado en un problema de física, pese a que este afirmaba con
rotundidad que su respuesta era absolutamente
acertada. Profesores y estudiantes acordaron pedir arbitraje
de alguien imparcial y fui elegido
yo. Leí la pregunta del examen y
decía:
"Demuestre como es posible determinar
la altura de un edificio con la ayuda de un barómetro.
"
El estudiante había
respondido:
Lleva el barómetro a la azotea del
edificio y átale una cuerda muy larga.
Descuélgalo hasta la base del edificio, marca y mide. La longitud de la
cuerda es igual a la longitud del
edificio.
Realmente, el estudiante había
planteado un serio problema con la resolución del ejercicio,
porque había respondido a la pregunta correcta y
completamente. Por otro lado, si se le concedía la
máxima puntuacion, podria alterar el promedio de su año
de estudios, obtener una nota mas alta y así
certificar su alto nivel en física; pero la respuesta
no confirmaba que el estudiante tuviera ese
nivel.
Sugerí que se le diera al alumno otra
oportunidad. Le concedí seis minutos para que me
respondiera la misma pregunta pero esta vez con la
advertencia de que en la respuesta debía demostrar
sus conocimientos de física.
Habían pasado
cinco minutos y el estudiante no había escrito
nada. Le pregunte si deseaba marcharse, pero me
contesto que tenia muchas respuestas al
problema. Su dificultad era elegir la mejor de
todas. Me excuse por interrumpirle y le rogué que continuara. En
el minuto que le quedaba escribió la siguiente
respuesta:
Coge el barómetro y lánzalo al
suelo desde la azotea del edificio, calcula el tiempo de caída con
un cronometro. Después se aplica la formula
altura= 0,5 por A por T2. Y así obtenemos la altura del
edificio.
En este punto le pregunte a mi
colega si el estudiante se podía retirar. Le
dio la nota mas alta. Tras abandonar el despacho, me reencontre con el
estudiante y le pedí que me contara sus otras
respuestas a la pregunta.
Bueno, respondió,
hay muchas maneras, por ejemplo, coges el barómetro en un dia soleado y
mides la altura del barómetro y la longitud de su
sombra. Si medimos a continuación la longitud de
la sombra del edificio y aplicamos una simple
proporción, obtendremos también la altura del
edificio. Perfecto, le dije, ¿y de otra manera?
Si, contesto, este es un procedimiento muy básico: para medir
un edificio, pero también sirve. En este método,
coges el barómetro y te sitúas en las escaleras del
edificio en la planta
baja. Según subes las escaleras, vas marcando la
altura del barómetro y cuentas el numero de marcas
hasta la azotea. Multiplicas al final la altura
del barómetro por el numero de marcas que has hecho y ya
tienes la altura. Este
es un método muy directo. Por supuesto, si lo que quiere es un
procedimiento mas sofisticado, puede atar el
barómetro a una cuerda y moverlo como si fuera un péndulo. Si calculamos
que cuando el barómetro esta a la altura de la
azotea la gravedad es cero y si tenemos en cuenta la medida de
la aceleración de la gravedad al descender el
barómetro en trayectoria circular al pasar por la
perpendicular del edificio, de la diferencia de
estos valores, y aplicando una sencilla formula trigonométrica,
podríamos calcular, sin duda, la altura del
edificio.
En este mismo estilo de sistema,
atas el barómetro a una cuerda y lo descuelgas desde la azotea a la
calle. Usándolo como un péndulo puedes calcular la
altura midiendo su periodo de precesión.
En fin, concluyo, existen otras muchas maneras. Probablemente, la mejor
sea coger el barómetro y golpear con el la puerta
de la casa del conserje. Cuando abra, decirle: señor conserje, aquí tengo
un bonito barometro. Si usted me dice la altura de
este edificio, se lo regalo.
En este momento
de la conversación, le pregunte si no conocía la respuesta convencional al
problema (la diferencia de presión marcada por un
barómetro en dos lugares diferentes nos proporciona la diferencia
de altura entre ambos lugares) evidentemente, dijo
que la conocía, pero que se negaba a que nadie le
dijese como debía
pensar.
El estudiante se llamaba Niels Bohr,
físico danés, premio Nobel de Física en 1922, mas conocido por ser
el primero en proponer el modelo de átomo con
protones y neutrones y los electrones que lo rodeaban.
Fue fundamentalmente un innovador de la teoría
cuántica.
MORALEJA: Se debe enseñar a pensar no enseñar cómo o qué se
debe pensar.
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