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Re: [escepticos] Transpolar y RAE/Respuesta a Miquel Vidal



En respuesta a Miquel Vidal:

Tu anterior mensaje ha sido una buena sorpresa, pues no pensaba que fuese a suscitar una polémica
de este cariz. Algunas de tus contestaciones me parecen aceptables, pero otras no. A continuación
intentaré dar, de la manera más breve posible, mi opinión. Pido disculpas a quien pueda leer este
mensaje por haber borrado los textos del primer apartado: he decidido hacerlo por razones de
espacio y porque estoy de acuerdo con lo que se dice. Quien desee leerlo, puede recurrir al
mensaje anterior de Miquel. 


1) Acerca de los corpora y las bases de datos CREA y CORDE de la Real Academia.

Desconocía por completo cómo se había llevado a cabo la labor. Estoy de acuerdo contigo en que
deberían liberarse los códigos fuente, los contenidos y cuanto hiciese falta. Sin embargo, tampoco
estaría de más que las universidades y centros de investigación lingüística se pusiesen manos a la
obra y emprendiesen proyectos similares.


2) Sobre normativa

> > > Y prefiero no hablar de su sección de
> > > consultas en línea, que conozco cómo se resuelven...  Aparte de ser un
> > > mal diccionario -obsoleto antes de publicarse cada nueva edición, pero
> > > sobre todo realizado con criterios no lingüísticos o, más precisamente,
> > > pseudolingüísticos-. Además de inseguridad, clasismo y mala conciencia
> > > en los hablantes, han difundido la nefasta idea de que la función de los
> > > lingüistas es decirle a los demás cómo deben hablar o escribir,
> > > determinar lo correcto o incorrecto de una palabra o una expresión...
> > 
> > Tienes razón, pero te aseguro que ningún lingüista serio acepta esos presupuestos. 
> 
> totalmente de acuerdo. 
> 
> > La normativa es un área modesta dentro de la lingüística, ya que se
> > ocupa de establecer criterios de corrección para garantizar una
> > comunicación satisfactoria entre la comunidad de hablantes. Por otra
> > parte, es forzoso reconocer que los españoles no damos toda la
> > importancia que deberíamos ni a la lengua hablada y a la escrita.
> > Muchas personas creen que la ortografía o la gramática normativa son
> > innecesarias porque, por muchos errores que contenga un mensaje, podrá
> > ser comprensible. ¿Qué ocurriría, sin embargo, si nos saltásemos a la
> > torera las normas de transcripción de cálculos matematicos? ¿Y si
> > escribiésemos las fórmulas químicas como nos viniese en gana?
> > 
> 
> vamos a ver, algo no me cuadra: si sostenías hace un momento que llevo
> razón y que "ningun lingüista serio acepta esos presupuestos" (que son
> los normativos), no puede ser que la misma persona justifique a renglón
> seguido el normativismo con argumentos que ningun lingüista serio -por
> usar tus mismas palabras- estaría dispuesto a aceptar.

Has interpretado mal: no me refería a que ningún lingüista serio acepta los presupuestos
normativos (antes bien, lo que no es serio es arremeter contra la normativa sin más), sino al
papel de «guardián de la lengua». Por más que Lázaro Carreter y otros se empeñen, ni es
«científicamente» (es decir, como propio de la disciplina) pertinente ni, ¿por qué no decirlo?,
respetuoso. No hay que reprender a nadie por cometer errores o faltas gramaticales o de
ortografía. La autoridad del lingüista está basada en sus conocimientos, siempre incompletos, no
en su talante moral. 

> Es obvio que para un lingüista hay reglas: pero estas **no son
> prescriptivas**. Me parece casi ofensivo recordarte que la lingüística
> -al menos la que es digna de tal nombre- no trata de cómo deberían
> hablar las personas, sino de cómo hablan de hecho. Las reglas
> prescriptivas (del tipo "acerca se escribe sin h", "no abuses del 'de
> que'", etc) no sirven para nada a menos que haya otras reglas mucho más
> básicas que nos permiten crear frases, que definan lo que es "de" y
> "que" y en qué posición aparecen, que permiten construir unas frases y
> no otras. Para la lingüística, el estándar es una variedad más, que
> sirve para lo que sirve (y la utiliza cada cual en el contexto que cree
> oportuno), pero cuyo valor no es ni inferior ni superior, ni más
> correcto ni menos, que las variantes no estándar. Por mucho que se
> empeñen algunos, ni sirve de baremo de nada ni nadie es más tonto porque
> no domine la variedad estándar y cometa faltas ortográficas (todos los
> clásicos del Siglo de Oro las cometen sin parar de acuerdo a nuestros
> baremos y no les disminuyó un ápice la capacidad creativa la ausencia de
> reglas estrictas). De todos modos, si la RAE se limitara a proponer un
> estándar para uso en la enseñanza, en los medios de comunicación, etc.
> quizá podría admitirse (si bien otras lenguas son capaces de elaborar
> sus estándares oficiosos sin necesidad de mantener a una opulenta y
> rancia institución). Pero no se limitan a proponer un estándar. 

Siento decir que lo anterior tampoco es aceptable. Y lo hago sin ánimo de ofender. Seré breve.

a) Hay un equívoco grave entre lingüística teórica y lingüística aplicada: la primera se encarga
de crear modelos que intenten reproducir la estructura de las lenguas (el generativismo sería uno
de sus representantes más destacados en la medida en que intenta codificar las reglas universales
de construcción morfosintáctica) y la segunda se encarga de la aplicación de los conocimientos
sobre la estructura para la resolución de problemas concretos. La normativa que, insisto, es un
área modesta dentro de la lingüística, podría situarse dentro de la planificación lingüística,
área que a su vez pertenece a la lingüística aplicada.

b) Es preciso distinguir entre las reglas gramaticales y las reglas de la gramática normativa. Ni
son lo mismo ni operan de una manera similar. Las primeras son formulaciones de los principios
estructurales de una lengua determinada y no son en absoluto arbitrarias. Las segundas sí lo son,
y dependen de algo tan escurridizo como la idea de corrección, siempre extralingüística. Si nos
atenemos a esta distinción ?que no es mía, evidentemente? veremos que ambos tipos de reglas operan
en ámbitos diferentes. Por ello, afirmar «las reglas prescriptivas (del tipo "acerca se escribe
sin h", "no abuses del 'de que'", etc.) no sirven para nada a menos que haya otras reglas mucho
más básicas que nos permiten crear frases, que definan lo que es "de" y  "que" y en qué posición
aparecen, que permiten construir unas frases y no otras» no es demasiado pertinente, pues las
reglas de formación morfosintácticas son innatas (sí, yo también soy generativista, ¡sorpresa!) y
las normativas no. Por ello, cuando optamos por tal o cual criterio de corrección, lo hacemos a
partir de ciertas intuiciones que no podríamos tener si no tuviésemos la competencia lingüística
que se nos presupone.

c) El estándar no es una variante social más: es la que actúa de referente de una lengua, nos
guste o no. Que seamos conscientes de su carácter arbitrario no quiere decir que debamos
relativizarla. En sociolingüística ?y en una de su áreas concomitantes: la planificación?, se
tiene muy en cuenta. 

d) El coeficiente intelectual (un concepto ya de por sí bastante cuestionable) no depende de la
competencia cultural. Por lo tanto, quien cometa errores o faltas de gramática u ortografía o
posea un vocabulario escaso no es más tonto. Si pensásemos de esta manera, ¿qué diríamos de las
culturas ágrafas? 

e) Durante los siglos XVI y XVII no había un caos ortográfico como se insinúa. Basta con echar una
ojeada a las obras de Nebrija, Covarrubias, Alderete, Correas o Jiménez Patón ?por citar a los más
importantes? o a las cartillas y manuales didácticos de la época para darse cuenta de que no era
así. (Y por si acaso: no sería aceptable responder que estos son, precisamente, ejemplos que
demuestran la carcundia de cuanto digo. Las afirmaciones deben hacerse en firme, con pruebas).

f) No debe confundirse la propuesta de un estándar con las actitudes de ciertos académicos. La RAE
presenta un modelo de uso lingüístico, no de comportamiento. 

> Las gramáticas normativas y escolares se apoyan siempre en un estado
> anterior de la lengua y en ello se basan los que tachan de incorrecto,
> prohíben o ridiculizan por decir tal o cual cosa (seguro que más de uno
> conocéis la interminable serie que publica El País con "El dardo en la
> palabra" de Lázaro Carrater).  Cuando un normativista o un "experto"
> suelta "esto no se puede decir" o "esto no es posible decirlo" es
> distinto de cuando lo dice un lingüista: el normativista habla de un
> "posible jurídico"; el lingüista habla de un "posible científico". Lo
> "posible científico" se apoya en "inclinaciones naturales" (instintivas
> en sentido amplio) que nadie sueña infringir en la conversación
> cotidiana (solo algunos poetas en un uso deliberadamente transgresor y
> lúdico del lenguaje lo consiguen a veces). Por "inclinaciones naturales"
> me refiero a la organización subyacente de la lengua, en gran parte no
> consciente, y cuyo síntoma son las nociones intuitivas de cualquier
> hablante nativo de una lengua sobre gramaticalidad (es decir, el
> "parser" mental que a cualquier hablante nativo de español le hace
> rechazar de modo inmediato *"Yo les pensaré a los cinco" mientras que
> acepta "Yo pensaré en ellos cinco").

Desglosaré mi respuesta a este párrafo en apartados. Espero no cansar a nadie.

a) La norma lingüística no se funda en un estado anterior de la lengua, sino en el actual. Echemos
una ojeada al diccionario de Seco: ¿refleja el léxico actual? Al parecer, así lo hace, y para ello
se ha basado en fuentes posteriores a 1950. La gramática normativa de la RAE data de 1931 (por
increíble que parezca, hasta dentro de un año o dos no tendremos una edición puesta al día) y,
como puede verse, nuestra lengua ?desde un punto de vista estructural? poco ha cambiado. El léxico
sí lo ha hecho, y nadie en su sano juicio aceptará que una palabra que no aparezca en el DRAE no
exista (lo que no quiere decir que no haya puristas que no estén en su sano juicio).

b) Vuelve a confundirse la lingüística teórica con la aplicada. La organización subyacente de la
lengua es una cosa, la producción de discursos otra y las consideraciones normativas y retóricas
otra muy diferente. Y cada cual opera en un nivel propio.

> La lingüística chomskiana reveló que la lengua no era lo que se enseñaba
> como tal, que estaba llena de ideología y fantasmas que se intentaban
> colar como si fuesen leyes lingüísticas. Vamos, que el lenguaje no es
> algo que enseñan en el colegio, no son esas sutilezas ortográficas y
> gramaticales de la escuela ni obedece a las normas prescriptivas de
> académicos dogmaticos o de censores universitarios, no es un artefacto
> cultural que se aprende como el código de la circulación o la tabla de
> multiplicar. Cuando hablamos, hacemos algo muy distinto que obedecer
> reglas prescriptivas como las que hacen hablar a la barbie parlanchina o
> las de las máquinas de los bares cuando nos espetan "su tabaco, gracias".

Seré breve: lo que hizo la lingüística chomskyana fue delimitar un campo de estudio y crear un
sistema de trabajo que permitiese dar cuenta de los problemas de adquisición y producción del
lenguaje. Chomsky demostró los fallos de la teoría conductista y estableció un nuevo modelo mental
que explicase cómo se generaban los enunciados lingüísticos.


> > > > (¿sería "correcta" para un químico o un biólogo cierta combinación de
> > > moléculas? La combinación podrá ser posible o no, pero si la encuentra
> > > en la naturaleza no le aplicará criterios evaluativos ni la tachará de
> > > "incorrecta": sencillamente dará cuenta de ella.)
> > 
> > Al tratar la lingüística, hay que partir de tres presupuestos:
> > 
> > 1) La lingüística, siguendo al filósofo Dilthey, pertenecería a la
> > categoría de las ciencias humanas, no a las ciencias naturales. 
> 
> Ningún lingüista serio puede sostener hoy día semejante cosa, a no ser,
> claro, que decidas incluir también a la biología entre las ciencias
> humanas (!!) En todo caso, estaríamos hablando de cosas distintas, para
> mí el lenguaje es un atributo biológico de la especie humana, como lo es
> el canto de las ballenas para estos cetáceos. El lenguaje es una
> facultad psicológica, un órgano mental, un módulo computacional, lo que
> quieras, pero no es de ningun modo una construcción de la "cultura
> humana" -que es el objeto de las ciencias humanas- o de la "sociedad" o
> de cualquiera de esos conceptos tan caros a las ciencias humanas o al
> modelo estandar de las ciencias sociales (ya sabeis, la fuente de todos
> los relativismos, una especie de determinismo social que básicamente
> sostiene que los bebés, a diferencia del resto de animales, nacen con
> unos cuantos reflejos y poco más y que por tanto la mente humana y por
> supuesto la lengua está moldeada casi enteramente por la cultura, que se
> adquiere por adoctrinamiento, modelos de rol, recompensas y castigos: la
> (vacua) dicotomía de siempre herencia-ambiente).

Disiento de nuevo. La distinción entre ciencias humanas y ciencias naturales, aunque pueda parecer
un tanto forzada, nos ayuda a acercarnos al lenguaje desde diversas perspectivas. La biología no
es una ciencia humana ni se ha realizado ninguna aproximación al lenguaje desde un punto
estrictamente biológico. Que nuestra mente posea esa facultad, no quiere decir que el lenguaje no
sea una «construcción humana». Es más, tener en cuenta el carácter social del lenguaje no
presupone caer en esa dicotomía entre medio y ambiente ni mucho menos adoptar patrones
conductistas. A ver si somos un poco rigurosos, por favor.

> > 2) Su objeto de estudio no es ajeno al ser humano, sino propio y,
> > además, sometido a una variación constante.
> > 
> 
> Claro, pero en algún momento habrá que dejar de contemplar el lenguaje
> como una inefable esencia de la singularidad humana pues, aun si
> admitimos la cada vez más discutida idea de que el lenguaje es una
> facultad exclusiva del homo sapiens, no por ello hay que apartarlo del
> estudio de la biología, ni del proceso de selección y adaptación a que ha
> dado lugar. En el teatro de la naturaleza no somos más que una especie
> de primates con su propio espectáculo que consiste en la habilidad de
> comunicar información a base de modular los sonidos que producimos al
> exhalar el aire.

Sí, vale. Todo eso está muy bien. Pero ¿qué tiene que ver con la normativa? [¡Un momento! ¿Acaso
me tomas por un creacionista? ;) ]

> > 3) El criterio de corrección responde a la norma, no a la ley. Las
> > leyes lingüísticas también existen, pero en su mayor parte hacen
> > referencia a las regulaciones intrínsecas de los sistemas lingüísticos
> > (y en especial a la fonética y la sintaxis que son las áreas más
> > formalizables).

> estoy de acuerdo, y precisamente esa afirmación implica dejar de lado y
> poner en tela de juicio todo empeño fiscalizador sobre leyes absurdas
> que no son las que explican cómo funciona el lenguaje, cómo cambia, cómo
> generamos las frases, etc. La gramática tradicional es incapaz de
> explicar las caracterizaciones más simples en relacion al lenguaje, por
> ejemplo por qué no puedo producir la secuencia *"la gramática es muy
> generativa" sobre el modelo "la gramática es muy interesante"...

Vuelven a mezclarse ideas diferentes. Iré por partes:

1) Norma lingüística y empeño fiscalizador (?) no tienen nada que ver. La coerción normativa del
discurso sobre el lenguaje (por emplear una expresión foucaultiana) no es tan agresiva como la
pintan. Al fin y al cabo, estamos compartiendo un código impuesto, sí, pero del que obtenemos
muchos beneficios (comunicativos, se entiende).

2) Las leyes (creo que te refieres a las normas) no son absurdas. ¿Por qué es absurdo establecer
una grafía determinada para representar un determinado fonema? La pertinencia de las normas puede
quedar en entredicho, pero siempre responde a criterios lingüísticos o extralingüísticos.

3) Estoy de acuerdo en la ineficacia de algunas soluciones de la gramática tradicional. Pero, y
vuelvo a repetirlo, entre la descripción del sistema y la normativa no hay una dependencia ni una
correspondencia absolutas.

> > > La ciencia lingüística no es -no puede ser- prescriptiva ni normativa,
> > > sino **explicativa**; se mueve en otra esfera distinta y nada tiene que
> > > decir sobre lo correcto o incorrecto (por usar otra analogía, sería algo
> > > así como confundir las leyes de la física con las normas de tráfico):
> > > trata de describir y explicar fenómenos, buscar regularidades en lugar
> > > de codificarlas. La defensa del normativismo lingüístico que hace la RAE
> > > es de naturaleza estrictamente ideológica.
> 
> > La lingüística es prescriptiva en aquellas áreas donde el nivel de
> > formalización es alto (por ejemplo, en fonética, morfología y, en gran
> > parte, en sintaxis), es descriptiva siempre (pues ha de prestar
> > atención a las variaciones y variantes que surgen en cada momento) y
> > también normativa, ya que ha de establecer unos criterios de
> > corrección. 

> cualquiera sea su rama, marco teórico o método, los lingüistas se ocupan
> de cuestiones tales como qué es el lenguaje, cómo se adquiere, cuáles
> son los principios que rigen el acto comunicativo, cuáles son los
> procesos cognitivos relacionados con el lenguaje, qué relación existe
> entre las palabras y las cosas, cómo describir y explicar adecuadamente
> los fenómenos lingüísticos, en qué se asemejan o distinguen unas lenguas
> de otras, de qué forma la sociedad determina el lenguaje y viceversa,
> qué relaciones se establecen entre lenguaje, mente y mundo, por qué
> cambian las lenguas, cuáles son su aplicaciones, e incluso qué actitudes
> y juicios adoptan los hablantes ante usos estigmatizados... Nada de esto
> tiene que ver con la función legisladora y preceptiva que asumes con
> toda naturalidad y que es la que por cierto se arrogan los académicos y
> los "expertos" del lenguaje (que rara vez son lingüistas, aunque eso es
> lo de menos). Lo digo de nuevo: el lingüista se preocupa realmente **porlo que es el lenguaje**,
> no por lo que debe ser. Cualquiera -lingüista o
> no, profe universitario o no- está en su derecho de obsesionarse con las
> reglas prescriptivas, pero hay que saber que estas reglas tienen tan
> poco que ver con el lenguaje como los criterios para evaluar gatos en un
> concurso de gatos con la biología de los mamíferos.

Pues sí, como usuario de la lengua española asumo los criterios de corrección ?si bien me muestro
crítico con alguno de ellos y disiento abiertamente de otros? y, como lingüista, soy consciente de
la importancia de la formalización de un código. No creo que haya ningún profesional serio que
ponga en tela de juicio la necesidad de adecuarse a unas normas de ortografía precisas, de unas
normas de construcción gramatical (que responden a las reglas enunciadas por la sintaxis o la
morfología), de unos ciertos criterios de selección léxica (que deben ser siempre muy amplios y,
sobre todo, eficaces) y de unas convenciones discursivas, retóricas y poéticas que permitan que
los mensajes sean perfectamente comprendidos. Como puedes ver, todo esto también forma parte del
lenguaje, no en un ámbito biológico, pero sí comunicacional. Aceptar tal o cual norma no es una
obsesión. Y esperar que quien escriba lo haga con un cierto cuidado no es un ejercicio de
prepotencia. 
Por otra parte, el símil de la biología y el estándar felino no es muy acertado? Podría decirse
que la zootecnia es una disciplina que intenta desarrollar aplicaciones prácticas de la herencia
genética. (Espero que algún biólogo o veterinario de la lista me corrija si me equivoco).

> > El normativismo ?sea lingüístico, matemático, médico o informático?
> > es necesario. Todos seguimos unos criterios establecidos para
> > garantizar una comunicación eficaz. Algo tan anodino como un tornillo
> > o una hoja de papel responde a unas medidas establecidas por ISO y
> > AENOR. 

> No tiene nada que ver el normativismo lingüístico con la necesidad de
> promover estándares ni es de rigor comparar lo que hace la RAE y los
> normativistas con instituciones serias encargadas de promover estandáres
> como ISO. Es muy habitual confundir la razonable necesidad de los
> técnicos y los científicos de unificar la terminología que manejan para
> entenderse entre ellos, con las necesidades del resto de los hablantes,
> que generalmente no requieren para nada esos niveles de rigor formal. Y
> cuando los precisan, el propio lenguaje posee de modo natural un arsenal
> de recursos para desambiguar esos contextos (el caos ortográfico que ha
> producido el correo electrónico, el irc o el sms y que indigna por igual
> a profes, periodistas y tertulianos de toda clase, no dificulta en
> absoluto su comprensión entre quienes se comunican mediante esos
> medios, o al menos no lo dificulta más que cuando se respetan)... La
> lengua es un instrumento mucho más rico y con más posibilidades y
> recursos para ser eficaz de lo que sospechan quienes la ven en estado de
> permanente amenaza. El lenguaje humano está tan bien diseñado que no hay
> riesgo de incomunicación. Se caracteriza -entre otras cosas- por la
> retroalimentación, la autorregulación y la función metalingüística. Por
> ejemplo, si no entiendes una palabra, puedes preguntar por su
> significado. Como le gusta decir a un colega, "que el lenguaje se ocupe
> del lenguaje".

A ver si queda claro de una vez por todas: defender la necesidad de la norma lingüística no
implica estar de acuerdo con la labor de la RAE (o del Institut d?Estudis Catalans, la Real
Academia Galega o la Academia Vasca). La creación de unas normas ortográficas podría compararse
?haciendo todas las salvedades posibles? con el desarrollo de las notaciones musicales, químicas o
matemáticas: todos los integrantes de esos colectivos profesionales saben reconocer los fenómenos,
pero requieren de un sistema que les permita dar cuenta de ellos. Por lo que se refiere al léxico,
afortunadamente no hemos de llegar al grado de biunivocidad extrema al que deben atenerse los
terminólogos, pero también existe una selección de significados. Los estándares que se establecen
no son absolutos sino que se adecuan a situaciones determinadas. Es ridículo criticar a quienes
envían mensajes con errores ortográficos o gramaticales (entiéndase de gramática normativa), pero
tampoco hay que mantenerse indiferentes ante quien los comete. ¡Por lo menos debemos darnos
cuenta!
Ah, y de amenazas nada. Las teorías conspiratorias o degenerescentes no son de recibo.

> > Por otra parte, ni los lingüistas nos pasamos todo el día esperando el
> > beneplácito de la RAE ni la normativa es un invento suyo. Quintiliano,
> > Cicerón y otros rétores latinos se preocuparon de que su lengua se
> > hablase y escribiese de acuerdo con lo que ellos creyeron correcto (y
> > su influjo persiste aún hoy en la enseñanza del latín); Durante el
> > reinado de Alfonso X el Sabio (s. XIII) se llevó a cabo la primera
> > reforma ortográfica del castellano ?que hasta entonces seguía las
> > normas latinas?; y Nebrija dio las pautas de expresión para el
> > Renacimiento y el Barroco españoles. Como puede verse, el interés
> > viene de muy lejos. 

> Los legisladores del lenguaje huelen a muerto (no te digo nada los
> rétores que citas), son los depositarios de lo que hay de inutil en el
> lenguaje. La mayoría son reglas sin sentido, basadas en anécdotas
> folklóricas, espurias, adulteradas, a menudo con solo algunos cientos de
> años de antigüedad o menos que se elevan más o menos arbitrariamente a
> la categoría de normas. El caso es que los mejores escritores de todas
> las épocas y por supuesto los hablantes de todo tiempo y lugar las han
> arrinconado sistemáticamente en cuanto han podido (de lo contrario aún
> hablaríamos como Tito Livio, pues qué es al fin y al cabo el castellano
> sino el latín "corrompido" y vulgar de acuerdo a las leyes de la
> retórica clásica). Si tú quieres estudiar la lengua como algo muerto,
> que aprendemos gracias a los viejos próceres y tratados de gramática,
> ajena a sus hablantes, es asunto tuyo: cada cual es libre de hacerlo,
> pero siglos de estudiarla de ese modo no ha desvelado apenas nada de su
> funcionamiento: en cambio, tan solo treinta y cinco años de estudio
> científico, con hipótesis falsables, tratando a la lengua como
> patrimonio biológico, como una obra maestra de ingeniería biológica,
> combinada con las ciencias cognitivas y las ciencias de la computación,
> ha permitido avances espectaculares en el entendimiento de la lengua,
> casi al mismo nivel que entendemos para qué sirve un riñón o cómo
> funciona una cámara y, además, permite tratar con respeto a los
> hablantes y a las lenguas vivas (sea cual sea la que hablemos). 

Responder a tus argumentaciones es cada vez más cansino: me atribuyes juicios y actitudes de los
que no he dado señal alguna. Si cito a Quintiliano y compañía no es para dar más autoridad a la
proposición de que la normativa es necesaria, sino para indicar que no se trata de un capricho de
la RAE, sino de un problema que tiene una venerable tradición. El carácter arbitrario de las
normas, su carácter más o menos «folklórico» y todo lo demás es cierto. Basta con echar una ojeada
a la etimología (tan poco fiable, por otra parte). Por otra parte, considerar que las normas de
uso son pertinentes no implica que yo estudie la lengua como algo muerto (ciertamente, tu modo de
argumentar es muy poco científico) ni que ignore las teorías cognitivas ni la gramática
generativa.

A continuación venía mi contestación acerca de los trabajos de la RAE. Como Miquel no ha hecho
ninguna anotación, los borro. Espero que el lector, si ha llegado hasta aquí me lo agradezca. Si
no es así, siempre puede leer el mensaje anterior.

> > En esto sí que estoy de acuerdo. ¡Menos mal! Por cierto, a ver si os dais una vuelta por
> > www.lengualibre.com y os unís al grupo de lingüistas que estamos preparando el primer 
diccionario
> > de español en línea. ¡Necesitamos científicos que compilen sus vocabularios técnicos! >
(Disculpad
> la promoción).> 

>  Participo desde hace tiempo en otro proyecto de diccionario libre
> llamado Dino, de objetivos similares a lengualibre, si bien me resulta
> chocante tu enfoque expuesto aquí y francamente difícil de
> compatibilizar con la idea de un uso libre de la lengua como el que
> proponemos en dino y (entiendo) en lengualibre... Cualquier empeño
> científico en relación al estudio del lenguaje debe tener como
> presupuesto previo el abandono del normativismo, al igual que imagino
> que cualquier empeño serio en el estudio de la evolución biológica
> en los últimos cien años presupone el abandono del lamarckismo...


El normativismo no es una instancia previa al estudio del lenguaje. Me resulta chocante que puedas
insinuar que yo lo creo así (por cierto, yo no me dedico a la investigación sino a la lingüística
aplicada) y que yo no «merezca» pertencer a Lengualibre.
Ah, y puestos a considerar posturas intelectuales, la tuya, en esta carta, está más cerca de
Lysenko que la mía. Hay que atenerse a la materia y no mezclar ideas sin ton ni son. La estructura
profunda ni las reglas transformacionales invalidan la normativa. Ni tampoco una determinada
postura ideológica debe frenar o invalidar un área determinada de una disciplina.

En el último apartado, Miquel hablaba de inteligencia artificial. Como la mayor parte de la carta,
apenas guarda relación con mi mensaje anterior.

Hasta pronto. Vuelvo a pedir disculpas por la extensión de la carta, pero había que dejar las
cosas claras.

Espero vuestras respuestas.

Javier




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