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Re: [escepticos] ¡Hola!
Josep Catalá ha escrito:
> Señor Héctor Sandeces:
> Le comprendo perfectamente. Yo también he sufrido mucho; pero, por favor,
> no me cuente usted su vida.
Eso sí que no lo acepto. Seguro de seguridad absoluta que tú no has sufrido
tanto
como yo. Bueno, también he disfrutado mucho, como, por ejemplo, cuando leo
tus comunicaciones. Tanto por lo que dices como por lo que olvidas.
Pero demos tiempo al tiempo, Josep, que estos quince días en los que no
participé
de la corrala seguí viviendo y no te imaginas las anécdotas que tengo para
contarte
y que ansías tanto saber.
Son tan sabrosas que el diario La Capital (el diario más antiguo de la
Argentina, que
justo hoy cumple 130 años, congratulations) le dedicó una hoja entera el
domingo 7
de noviembre. El título del reportaje era: "Héctor Navarro, el abogado de los
casos más insólitos". Es que cuando se especializa uno en sectas y pseudo
ciencias
se encuentra con las cosas más raras. Cuando tenga tiempo te lo voy a
transcribir
en un email para que te diviertas. Me imagino cómo se habrá reído (o llorado)
Uribe
si es que no se le perdió.
Me interesó mucho la serie de emails que se intercambiaron sobre la
credulidad, porque una de las causas por la que me entrevistó
el diario fue justamente por una denuncia que había hecho hacía pocos días.
contra "El Indio Amazónico", un charlatán que, con amplia propaganda en la
radio (tiene un programa propio en una de las dos más importantes) y diarios
consigue que centenares de personas hagan cola para pagarle veinte dólares
la consulta y miles de dólares por los "trabajos" de ruptura de nudos,
limpieza
de energías negativas en comercios y viviendas.
La denuncia se la hice porque una cliente llegó a pagarle U$S 1.100 para
que le diera el número para ganar la lotería. Como la mujer no sacó nada
lo esperó un día a la salida de su "consultorio" y le partió un palo de
escoba
en la cabeza y lo corrió apaleándolo en la espalda. El Indio no tuvo
suficiente
poder de adivino para saber de antemano lo que le podía ocurrir y ponerse
a buen recaudo.
Le pregunté a mi cliente a qué se debía que ella creía que el Indio iba a
venderle por $ 1.100 lo que vale cinco millones y no me supo contestar.
Pero lo más interesante fue que cuando concurrimos con los periodistas
al lugar donde funciona el consultorio la gente que estaba haciendo cola
lo defendía y contaban los grandes beneficios que habían obtenido gracias
a su intercesión. Y está claro, a nadie le gusta quedar como estúpido y
si no han obtenido beneficios los inventan para justificarse.
Estoy en este momento estudiando la cuestión de las "sanaciones" en
las sectas pentecostales y he descubierto que los "pastores" los alientan
para que den "testimonio" de su "sanación" aunque no tengan aún prueba
de que se haya producido. En su especial línea de razonamiento dicen
que para obtener la curación hay que tener fe. El que más fe tiene es el
que da testimonio de su "sanación" inmediatamente después de que le
han impuesto las manos o le han hecho el rito que sea. Por el contrario,
si después de haber obtenido esa "sanación" les flaquea la fe, en castigo
les vuelve la enfermedad. El resultado siempre es bueno para la religión:
si se cura es gracias a Dios y a su representante en la tierra, el pastor X,
si no se cura es por culpa del enfermo, que no tuvo suficiente fe.
A mi madre le contaba una vecina: "Anita sí que tuvo suerte. Cuando el
pastor nos dijo que tiráramos al suelo los anteojos porque Cristo nos había
curado la miopía a mí se me rompieron las lentes, pero a ella no".
La pobre jubilada (aquí ganan U$A 150 dólares) tuvo que pagar
cincuenta para hacerlos de nuevo.
Sin embargo la vecina contaba que en un primer momento veía mejor.
Creo que no podía admitir haber sido totalmente una estúpida.
Hay un texto en la Biblia de diez leprosos que fueron curados por
Cristo, uno de ellos volvió a agradecerle pero Cristo se amargó porque
los otros nueve no mostraron ninguna gratitud. Parece que el agradecimiento
hizo que la sanación perdurara en el que volvió, lo que no pasó con los otros
nueve, que fueron castigados por su falta de fe.
> Josep Català
> P.D. Excepcionalmente, de su colección de patrañas -que usted afirma son
> un e-mail- reproduzco una frase. Lo suficiente para que, de una vez por
> todas, los corraleros sepamos de que pie cojea. Es esta:
> "El plutonio es de baja radiactividad"
Te cuento un secreto, yo cojeo de ambos pies, con lo que consigo parecer
normal a primera vista. Solamente la gente perspicaz como tú se ha dado
cuenta
que algo falla en mí.
Pero noto que rehuyes la cuestión del agujero de ozono, pese a que
reiteradamente has prometido esclarecernos con tus sabias palabras.
No te tomes tanto tiempo en reunir bibliografía y argumentos. Desde ya
mi teoría es tan poco razonable que no necesita que acumules tanta
artillería. Creo que la puedes destruir con solamente unas pocas burlas
y frases despectivas como sueles hacer con los tontos que se atreven a
pasar de tu don de mando.
Lo que no me explico es que Marcela no salga en mi defensa, porque
somos iguales y tenemos ambos la misma forma femenina de escribir,
Aunque no sé muy bien qué puede ser eso, parece andar por el
lado del subjetivismo, la irracionalidad y la autoreferencia.
Me asombra que a la corrala no le ha llamado la atención que Marcela,
que defiende la posibilidad de una mujer soldado porque sostiene que
hombres y mujeres son iguales (¡vive la difference!), por otro lado hable
de una manera femenina de escribir. Vamos, don Pedro Luis, apunte para
ese lado los tiros.
Héctor Walter Navarro
Por favor, que alguien me diga que disfruta de mis emails tanto como de
los que manda Marcela.
A Santi: ¡Viene Sai Baba a la Argentina para el fin del milenio!
Es la primera vez que Dios sale de la India. Va a Mendoza, al pie del
Aconcagua, para estar en un lugar que es tan energético como su Himalaya.
Aquí nos estamos preparando para tratar de hacerle menos grata la estadía.
Otra: Alguien que le recomiende un filtro mejor a Marcela, porque es
evidente que igual le siguen llegando mis emails. No sé cómo hacer para
que se libre totalmente de mí.
No saben lo que es disfrutar el hecho de que ella no me pueda
contestar directamente. Creo ser el único privilegiado de esta corrala.