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Re: [escepticos] Hijos alejados de sus padres



Jose Alonso ha escrito:

> esta tendencia al asociacionismo por los fallos del sistema tiene un
> lado oscuro que es necesario reseñar: el impulso a actuar
> indiscriminadamente por el mero hecho de llenar de contenido sus propuestas
> fundacionales; me explico: no es raro que cualquier hombre que se diga
> postergado en sus relaciones con sus hijos encuentre inmediato cobijo y
> comprensión en la organización, sin mayor cuestionamiento

Por favor, José, deja de escarbar la herida, que duele.

> del mismo modo
> que una mujer que se presente como maltratada lo encontrará en su asociación
> respectiva. La asunción acrítica de todos los casos que llaman a las puertas
> de estos organismos puede servir para justificar su existencia (un hombre
> discriminado o una mujer maltratada más, ¿ven como seguimos siendo
> necesarios?) pero con ello se corre el riesgo de reproducir los mismos
> esquemas arbitrarios, sectarios y malsanos que dicen combatir, aderezado
> esta vez con un componente maniqueo ciertamente repugnante.

Este es un peligro en el que se puede caer por una especie de "Infantilismo
de izquierda", pero si lees de nuevo el informe de APADESHI verás que
evita cuidadosamente adjudicar a la mujer el rol de perversa y al hombre
el rol de víctima. Ocurre que en el 90 % de los casos la tenencia de los
hijos menores luego del divorcio se otorga a la madre. En Argentina hay
un texto legal que establece que se prefiera a la madre cuando los hijos
son menores de cinco años.
Correlativamente también el 90 % de los que manipulan a sus hijos
son mujeres, pero en nuestra asociación hemos tenido siempre cuidado
de poner en uno de los cargos directivos por lo menos a una mujer
para que no quedara la cuestión como de lucha de hombres contra
mujeres. Sin embargo reconozco que tenemos algún componente
machista en nuestra asociación, ya que en general nos conduele más
cuando es una mujer la que sufre por no poder ver a sus hijos y
porque pretendemos que los hombres se la "aguanten" con mayor
resignación.
Desgraciadamente hay una presión social para que la mujer se haga
cargo de los hijos luego de la separación, y la que no lo hace es
objeto de sospecha de porqué no lo hizo. En la Argentina un texto
como "Casa de Muñecas" de Ibsen sigue siendo revulsivo.

> Otro gallo cantaría si cada una de estas organizaciones se propusiera
> tamizar las denuncias que reciben y comprobar, aunque sólo sea prima facie,
> su grado de credibilidad, para apoyar unas y desechar las manifiestamente
> descabelladas; que la picaresca llega a todos los niveles, no hay que
> olvidarlo.

Te aseguro que ese es uno de nuestros temores constantes. Hemos
amparado a varios hombres acusados de abusar sexualmente de sus
hijos. A veces los abogados tomamos con pasión la defensa de un
cliente y luego vemos que hemos estado del lado equivocado. Una vez
defendí a un hombre que lo detuvieron tomando el sol con su esposa
en una playa del río Paraná (verdadero río si los hay). Una mujer creyó
identificarlo como uno de sus asaltantes una semana atrás. La esposa de
mi cliente estaba desesperada y me trajo varios testigos que aseguraron
que el hombre estaba en otro lado en el momento del hecho. Yo estaba
muy feliz de haber demostrado la inocencia de mi cliente, hasta que un
día, en el gran hall de ingreso a los Tribunales la mujer muy excitada me
pidió que observase una pareja que entraba en ese momento, y me dijo
ese hombre fue el que hizo el asalto junto con mi marido.
Tú sabes como abogado que yo no podía ir a lo del juez y decirle que
mi cliente era realmente el ladrón y que debía ponerlo nuevamente
preso, pero tentado estuve de hacerlo, en parte por una cuestión
egoísta, porque habían conseguido engañarme y me sentía utilizado.
    De la misma forma hemos defendido a esos hombres. Teníamos
muchos elementos que nos hacían suponer que las denuncias de abuso
deshonesto eran falsas: Se inscribían en una escalada previa ascendente
de agresiones. En un caso, aprovechando que la hermana del marido
era la garante de la casa que alquilaba la mujer, al desocuparla robó
las puertas interiores, el water closet, las canillas y hasta llegó a
despegar los azulejos del baño y la cocina, a fin de que el marido
tuviera que pagar los daños y faltantes. Fue el caso que relaté, porque
fue la primer mujer a la que se le aplicó la nueva ley penal que castigaba
la inculcación maliciosa. Cuando la mujer se enteró de que la estaban
investigando por el robo de la casa y por negarse sistemáticamente
a entregar a los niños cuando el marido se presentaba a buscarlos,
ese mismo día, al notificarse del auto de procesamiento fue a un
juzgado penal y denunció al marido por abuso deshonesto de la
hija. Otro caso fue el del psicólogo que fue acusado por su
esposa, apoyada por la secta de las dos pastoras, que hizo la
misma acusación y que ya relaté. En otro caso como el padre
nunca conseguía retirar a su hija los jueces ordenaron a la directora
de la escuela a la que concurría la niña que se la entregara los
viernes. La madre llegó a golpear a la directora cuando pretendió
cumplir la orden, seguidamente cambió la niña de escuela a fin de
frustrar su cumplimiento y cuando también allí envié una orden
similar hizo la bendita denuncia de abuso deshonesto.
    Pero te aseguro, José, que a mí y a otros miembros de nuestra
asociación se nos fruncía el culo pensando que, pese a todas las
evidencias, pudieran ser ciertas las acusaciones.
    Pero en general nuestra experiencia es que cuando un padre
abusa de su hija, la noticia le cae a la madre como una bomba y
se da en casos en que hasta el momento no había ningún problema
con las visitas y retiros.

> Estas asociaciones deberían sujetarse a una clara norma de
> comportamiento ético: su actuación debe buscar su propia disolución, en
> tanto que han de orientarse a acabar con la discriminación que denuncian y
> que dio origen a su constitución. En este sentido, la disolución de la
> asociación por la consecución de sus objetivos sería la mejor medida de su
> éxito.

Totalmente de acuerdo. En la ciudad de Rosario ha sido tal el éxito que
hemos tenido que estamos casi al borde de la extinción, porque hemos
conseguido un total cambio en la actitud de los jueces cuando se dan
estos casos aquí. Para conseguirlo hemos hecho grandes movilizaciones,
hasta una marcha por los pasillos del Tribunal en la que la policía
tribunalicia nos pusieron presos a mí y al presidente de la asociación
(el juez de faltas ordenó nuestra inmediata liberación) con lo que obtuvimos
una gran repercusión. Hemos hecho suelta de globos con las fotos de
los niños cuyos padres no podían ver en ocasión del día de la madre y
del día del padre. Instalamos una mesa con sidra y pan dulce para fin
de año enfrente del Tribunal, para destacar que los padres y madres
que allí participaban no podrían ver a sus hijos ni siquiera para las
fiestas. Hemos presentado ante la Corte Suprema de Justicia
petitorios para que se agilicen las causas judiciales que debían decidir
en esos temas. Gracias a esa movilización hemos conseguido un
gran cambio en la actitud de los jueces en estos temas, porque los
medios le dieron mucha importancia a nuestra lucha.
Actualmente cuando se da un caso de obstrucción en las visitas y
retiros de los niños por parte del progenitor no conviviente los jueces
establecen una audiencia inmediata y resuelve la cuestión en el acto
y como medida provisoria hasta la sentencia, y son muy severos en
caso de que no se cumpla con la reanudación de los contactos. En un
caso el juez ordenó el cambio de tenencia de una criatura de dos años de
edad porque la madre se negó con total rebeldía a permitir que el padre
de la niña viera ni por un minuto a su hija. La mujer huyó y estuvo prófuga
durante ocho meses hasta que conseguimos ubicarla. Le entregaron
la criatura al padre pero desgraciadamente a los pocos días le
devolvieron la tenencia a la madre, la que actualmente está permitiendo
que el padre vea normalmente a su hija.
    Debido al mucho ruido que hemos armado en Rosario nos han
llamado de muchos otras ciudades de la Argentina: Paraná, Santa Fe,
Misiones, Córdoba, Villa Constitución, San Nicolás, Temperley y
ciudades del conurbano de Buenos Aires.
Hasta tuvimos que concurrir a Asunción del Paraguay.
    Me asombró comprobar que en todos esos lugares siguen todavía
con regímenes antediluvianos. Cuando un padre reclama poder ver
a su hijo tiene que hacer un largo juicio, demanda, contestación,
pruebas interminables, alegatos, sentencia de primera instancia,
apelación, etc. etc. (Esto lo pongo para los que no son abogados,
José, perdóname). Mientras tanto el distanciamiento juega en contra
del padre negado, y cuando el padre termina ganando el juicio, se
encuentra que su hijo lo escupe, porque su madre le ha dicho durante
esos años en que no tuvieron contacto que todo lo malo que les
ocurría era porque el padre no pagaba bastante dinero, que si ella no
podía comprarle una bicicleta era por culpa de él, etc. etc.
    Por suerte en Rosario ya hemos superado esa situación, y los
nueve jueces de familia saludan deferentemente a los integrantes
de nuestra asociación porque creen que tenemos influencia política
como para auparles o trabarles un ascenso.

> Lamentablemente, esta no es la práctica habitual en muchas de las que
> conozco, más bien al revés, su preocupación está en exhibir a los cuatro
> vientos los expedientes que resaltan la discriminación que denuncian, porque
> con ello venden igualmente la necesidad de su propia existencia.

Así ocurre. En una asociación similar a la nuestra hemos observado que
de hecho no trataban de resolver los casos que se les presentaban
porque les convenía prolongar en el tiempo el conflicto y seguir cobrando
la cuota social. En AMPARO, que atiende gratuitamente los casos,
sufrimos la situación contraria y hasta a veces a algunos de nuestro grupo
les ha parecido que se trataba de un caso de desagradecimiento, porque
cuando el padre o madre ve que ya tiene resuelto su problema no viene
más a la asociación. A mí me parece lógico. Considero que AMPARO
no es una secta que requiera juramento de lealtad eterna. Que resuelto
el problema, a otra cosa, mariposa.

> No hace
> mucho se dio en España un caso curioso: se da como probado el hecho de que
> el padre violó repetidamente a su hijo de cinco años, pero aun así el propio
> tribunal solicita el indulto del condenado para "no erosionar aún más las
> relaciones familiares, pues el menor no presenta afectación psicológica por
> lo ocurrido y su propia esposa ha solicitado también la medida de gracia".
> Bien, pues salvo un par de voces discrepantes, ¿se oyó algo por parte de
> estas variopintas asociaciones? Nada de nada.
> El actual marco jurídico permite, al menos en España, obtener satisfacción a
> nuestras demandas en materia de derecho de familia con ciertas garantías de
> imparcialidad y trato no discriminatorio.

¿Con la celeridad necesaria? Nosotros también teníamos un marco jurídico
adecuado, pero antes las causas se empantanaban interminablemente.
Hubo un caso extremo en que un juez, al que le exigimos la renuncia,
dictaminó que para que un padre pudiera ver de nuevo a su hija (no
había denuncia de abuso en este caso) debía someterse a un tratamiento
psicológico previo. Nosotros consideramos que el tratamiento puede
"acompañar" el reencuentro, pero no ser un condicionamiento previo.

> En teoría al menos, tanto el
> hombre como la mujer comparten las mismas cargas y responsabilidades,
> derechos y deberes (el hecho de que casi el 90% de las sentencias otorguen
> la custodia de los hijos a la mujer puede obedecer a muchos condicionantes
> que serían objeto de otra discusión). Contando con esta base, siempre
> perfectible, la dirección por donde deberíamos discurrir, en mi opinión,
> sería la del estudio desprejuiciado de cada caso concreto, al objeto de
> determinar la solución menos dañina para las partes pero teniendo siempre
> como guía la protección del menor en tanto que es el mayor bien jurídico a
> preservar (no hay que olvidar que se ha llegado a juicio, es decir, que las
> posibilidades de arreglar las cosas por mutuo acuerdo han desaparecido). Con
> estas premisas ¿qué hacer si la madre denuncia abusos deshonestos por parte
> del padre hacia un hijo? La prudencia aconseja separar momentáneamente al
> padre de sus hijos y esclarecer completamente el asunto, comprobando el
> grado de verosimilitud de semejante acusación por todos los medios, porque
> la denuncia podría perfectamente ser falsa, pero ¿y si no lo es? En este
> aspecto el juez, que no sabe si lo alegado es cierto o no, debe actuar
> evitando el prejuicio sobre el padre pero arbitrando medidas para proteger
> al hijo "por si acaso"; no hay alternativa, por muy dolorosa o humillante
> que sea esta situación para el padre, al que no le queda más que esperar a
> que la cosa se aclare. Esta actuación del juez debería acompañarse de una
> acción legislativa que agrave la falsa denuncia en estos casos, cuando es
> motivada por causas espurias, y que permita la reconvención con efectos
> penales, para que no sólo disuada de su utilización por quien esté tentado a
> ello, sino para que tenga efectos prácticos a la hora de determinar
> custodia, patria potestad, régimen de visitas, etc.

En Rosario hemos conseguido que se habilite una sala y uno de los patios
del Tribunal con juguetes infantiles, en los cuales los padres que tienen
esos problemas pueden reencontrarse con sus hijos bajo la supervisión
discreta de trabajadores sociales. Muy rápidamente, observando la
forma en que interactúan padre, madre e hijo, se puede esclarecer la
situación. En un caso vi lo que es una verdadera "cosificación" del
hijo. La madre no aceptaba soltar la mano de su hijo. Cuando el
padre trataba de atraer la atención de su hijo mostrándole unos
libros con figuras o juguetes y el niño daba muestra de interés,
la madre le pegaba un tremendo tirón al hijo para apartarlo de
su padre. Eso fue observado por la trabajadora social y rápidamente
el Tribunal ordenó que el padre pudiera llevarse el niño a su casa, sin la
presencia autoritaria de la madre.

> Un principio tan de sentido común como que no hay que meter a terceros en
> las disputas matrimoniales, debería convertirse en una actuación penalmente
> relevante si se involucra a los propios hijos en los rencores, odios y
> resentimientos que se guarden entre sí los excónyuges.
> En conclusión, comparto y aplaudo el asociacionismo como método de
> autoorganización de los ciudadanos en defensa de sus intereses y para acabar
> con situaciones injustas que el sistema no supera por sí mismo. Ahora bien,
> sólo en el entendimiento de que la asociación se constituye para superar la
> injusticia, no para regodearse con ella, por lo que, una vez conseguido el
> objetivo, la disolución es el siguiente paso lógico que vendría a certificar
> su éxito. Una asociación cualquiera que se constituye para la defensa
> monopolística de ciertos intereses en confrontación con otras asociaciones
> representativas de intereses opuestos, en un marco maniqueo, no creo que
> colabore en superar la situación sino que la enfanga aún más.

¡Jose!. Por un lado me digo, lástima de no tener a este tipo para
aconsejarme en algunos casos. Por otra lado digo: ¡qué suerte que
no esté en Rosario, que si me tocara litigar con él, mal me las vería!

> Y ahora cambio completamente de tercio,
>
> [Héctor, en otro mensaje suyo]
> * Con este asterisco le llamo la atención a José Alonso, que
> puso en dudas la existencia del baile de la ruptura del pámpano
> en las Canarias, ya que si no hubiera venido en mi ayuda el bien
> amado D. Pedro Luis, yo hubiera quedado una vez más como un
> charlatán
>
> [José Alonso]
> Mi duda está plenamente justificada, Héctor. Es un dato histórico que los
> aborígenes canarios desconocían la vid, por eso resulta imposible que entre
> ellos se diera el baile de la ruptura del pámpano; ahora bien, ignoro si
> este baile referido a la ruptura de cualquier otra hoja se dio entre ellos.

Veo que no has leído el aporte de D. Pedro Luis Gómez Barrondo, que
recordaba muy bien las características de ese baile canario.

> Por cierto, nada más lejos de mi intención que llamarte charlatán, a medida
> que he ido conociendo tu sentido del humor he aprendido a valorar más tus
> mensajes, yo también disfruto mucho con ellos, te lo digo ahora en
> confianza, :o))

Pero es que realmente soy un charlatán ¿te cabe duda alguna?.
A veces hablo con fundamento. Pero no siempre.
(Creo que te darás cuenta que es un recurso mío, porque en
caso de que me pillen en falta puedo decir alegremente que
se trataba nada más que de una broma).

> Venga, un saludo
>                                 José Alonso

                    Un abrazo, José
                                    Héctor Walter Navarro
PD: Creo que a veces españoles y argentinos tropezamos
en la diferente forma con que concebimos el humor.
He visto que en España admiráis a Les Luthiers. Me
asombró eso porque en un reportaje que dieron para la
revista "Humor Registrado" cuando volvieron de su primer
viaje a España manifestaron que les había extrañado mucho
que algunas bromas que en Argentina tenían mucha repercusión
y risas en España el público quedaba indiferente. Es evidente
que se han adaptado al humor español. Actualmente
uno de los que escribe los libretos de Les Luthiers es
Roberto Fontanarrossa, un humorista argentino, que
no sé si es conocido en España, pero tiene unos comics
adultos que son geniales. Aquí en Rosario había un bar
"El Cairo" en el cual nos reuníamos un heterogéneo
grupo de bohemios, artistas y profesionales. Se dió en
llamar al grupo "La mesa de los galanes", que llegó a tener
con ese nombre una columna en el diario de la ciudad. De
allí conocí a Fontanarrossa y a través de él a los integrantes
de Les Luthiers. También a Joan Manoel Serrat, un gran
amigo de Fontanarrossa, ya que cuando pasa por Rosario
para en la casa de él. Aclaro, para que no vuelvan a
decirme megalómano, que yo conocí a esos artistas,
ellos no me conocieron a mí. Simplemente compartimos
una gran mesa de café.