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RE: [escepticos] InmigraciÛn y religiÛn




[Gargantua]


 La proposiciÛn de unos cuantos padres fue que dicho profesor viniese del
obispado a impartir su asinatura a quienes realmente quisiesen sumarse
al carro (exclusivamente la mencionada niÒa de cuatro aÒos) y que diese
la asignatura en condiciones de aislamiento con relaciÛn a los hijos de
quienes nos negabamos inclusive a que se viese una sotana (un sÌmbolo
religioso inequÌvoco) dentro del centro.

Simbolo religioso y perturbador, ¡vive dios!....


No se que pasa, me siento como la señorita Marple, todo lo que contais me recuerda cosas de mi pueblo....ya conocidas y reconocidas...
Esto me ha recordado algo personal-transferible: como empecé a ser definitivamente agnóstica...


Había una poza en el rio de Ontoria que tenía los mejores pescardos de la zona (unos peces como truchoides, solo que enanos, no crecían y los devoraban las gallinas, por cierto), pero tenía además otra cualidad, allí vivía Carlota, una trucha gorda y fondona, vieja y resabiada que no picaba ni a la de tres....
Era mi sitio favorito de pesca, así que iba yo con mi caña nueva en mi bici vieja pero lustrosa con un buen bocadillo de queso y membrillo y un bote de gusanas bien pertrechada para pasar la tarde...
Mi caña no era cosa de risa, era la mejor caña de vara de avellano que tuve, había estado con la navajita que me había regalado el Señor José (el que cuidaba la huerta) dale que te pego quitando la corteza y retocando hasta darle forma...era muy docil...suficientemente resistente pero blanda....
A la altura de "las paseras" le vi, era el nuevo cura del pueblo, alto delgado, parecía enorme con su sotana, imponía mucho...había venido a sustituir a Don Ramón, el cura de siempre, que caso a tres y bautizó a cuatro...y le dió por compartir mesa en todos los jolgorios, así que el pobre llegó justo al portal de su casa y se murió (nadie se atrevíó a moverlo por si explotaba hasta que vinieron los de la funeraria de Torrelavega).
El curilla iba como dando un paseo, miraba a derecha e izquierda y en éstas se dirigió a la ermita de San Roque (que estaba cerca del camino, en un recodo) a toda velocidad...yo, que en aquel entonces no recuerdo bien, pero creo que éra "pía"...pensé, "nada, que le ha dado un perrenque y va a rezar".
Si, si....doblo la curva y le veo... con la sotana remangada ¡¡¡¡¡meando contra la pared de la ermita!!!!!
Dos grandes verdades se hicieron camino en mi cerebro a toda velocidad: ¡No llevaba enaguas debajo de la sotana! (soponcio dificil de digerir) y además MEABA, ¡¡¡¡un cura meando!!!!


Me pegué un mamporro tal (se me olvidó dar pedales) que partí la caña.
Allí, con  el advenimiento del"saber" empezó (supongo yo) mi escepticismo....

Besazos perturbados (aún por el recuerdo...)

María.