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[escepticos] Análisis de riesgos y sociedad (Era: "Vibraciones ( era: Una ayudita por caridad)"




Enrique Reyes ha escrito:
> 
> Hola
> 
> MF wrote:
> >
> > Bueno, vuelvo a expresar mi opinión hablando desde la casi completa
> > ignorancia:


> > En cuanto a lo de esperar que me demuestren que no es perjudicial...
> > sinceramente, si tuvieramos que esperar a que nos demostraran que
> > cualquier cosa no es perjudicial... apañaos vamos...
> > Vamos, yo ni loco me haría una transfusión de sangre de vaca loca...
> > por mucho que no se haya demostrado que eso puede transmitir la
> > enfermedad. ;-)


> Lo que quiero decir es que si existe una actividad innecesaria de la que
> no está demostrada su salubridad, es comprensible que alguien trate de
> evitarla por miedo a un posible efecto negativo, llevado por la
> precaución. Sin embargo, renunciar al uso de una tecnología o actividad
> que nos resulta útil y sobre la que no existen sospechas fundadas de
> insalubridad, es una posición absurda. En tu caso, tendrías que medir
> por el mismo rasero un pentium iii a 1GHz que a un movil. Si, ya se que
> emite menos potencia, y que está más lejos, pero tambien es verdad que
> pasas más horas con él, y como puede tratarse de un efecto
> acumulativo... la "conclusión" es inevitable. Lo mismo para la TV. Es
> bueno ser precavidos, y sobre todo cuando hay indicios de peligro. Pero
> no es el caso.

 Es ya un tema clásico en los temas escépticos la incongruencia de
muchas personas respecto a la evaluación de riesgos. John Allen Paulos a
mi juicio es el que mejor ha expuesto la cuestión y mejor ha penetrado
en las consecuencias que para la sociedad tiene esta carencia. A
todo lo que expones, un análisis correcto de riesgo-beneficio a partir
de una cuantificación de las pruebas verdaderamente disponibles, hay que
añadir las consecuencias que el mal análisis produce en la sociedad
cuando este es general o muy frecuente en la ciudadanía. No hay que
olvidar que los políticos tienden a actuar pensando en el voto directo o
indirecto por la pérdida de imagen que les produce unos ciudadanos
irritados y beligerantes. Pueden elaborarse normativas abusivas o
inconvenientes.

 Es muy interesante que toda una serie de, por llamarlos así, fenómenos
sociales tienen bastante arraigo en este planteamiento muy particular
del análisis incorrecto de riesgos. Hemos tenido interesantes casos muy
recientemente. Este de los móviles, de largo recorrido con repuntes y el
de la alimentación, también de largo recorrido y con el repunte de
rabiosa actualidad del alfa-benzopireno del aceite de orujo. En este
último caso no estoy en absoluto de acuerdo de que se haya informado
mal. La prueba es que entre el consumidor español, muy informado dado
que se trata de un producto tradicional y muy castigado con
anterioridad, no ha habido demasiada reacción. Ha sido la comisión
europea tras la alarma generada por los consumidores de otros países la
que ha reaccionado con medidas maximalistas y abusivas. Que todo se
corresponde con una evaluación de riesgos mal hecha y generalizada lo
demuestra el hecho de que ha habido multitud de alarmas sanitarias
potencialmente más serias (recordemos los muchos medicamentos retirados
de las farmacias) y no el asunto se ha resuelto sin riudo y ante la
común indiferencia.

 Se habla de las chapuzas de la ministra y se da a entender que el tema
es de poner a un político más o menos capaz de entre los que hay. Sin
embargo por desgracia el fondo del asunto no depende de una cuestión de
oportunidad política sino cultura científica y técnica así como sobre
cómo se deben evaluar riesgos y cómo de hecho el ciudadano evalúa estos.
No veo que los políticos como clase entiendan que cierto tipo de
preparación es necesario. Así que esto se repetirá. No veo en ningún
partido que alcancen a ni siquiera atisbar qué es lo que está operando
cuando se ponen en la palestra asuntos con implicaciones
científico-técnicas. En cada tema particular vengo observando que en los
primeros momentos muy muy pocos políticos saben ni una coma del contexto
teórico del tema del que, inevitablemente, están hablando. El peor
síntoma es lo que parece más sensato, la insistencia en que hay que
informar al público. No es que me parezca en absoluto mal, es que creo
que es imposible.

 Pongo un punto y aparte porque lo que acabo de decir lo merece. No es
que sea imposible informar al ciudadano *a la larga* (que no lo sé
aunque creo que no :))) es que es imposible respecto del tema concreto
de que se trate. Por ejemplo, ¿qué pueden sacar una gran mayoría de
ciudadanos de todas esas explicaciones sobre la producción de
benzopireno en tal o cual proceso y debido a este o aquel cambio en el
método de producción? Poca cosa puesto que invariablemente hace falta un
fondo teórico que no se tiene. Me da la impresión de que al final lo que
hace es confiar, acomodarse como puede y esperar a ver qué pasa y qué
caras ponen los políticos al cabo de los días. Precisamente ¡los días
que necesitan los periodistas y los políticos para prepararse el tema
con un mínimo de rigor! ¡¡u olvidarse ed ponerlo en la portada!! y si
les da la gana, hay que añadir. O sea, las llamadas a informar a la
ciudadanía son ociosas o deliberadamente ociosas, en el mejor de los
casos, y en el peor son una mentira para ganar tiempo y quedar bien; por
esto es un mal síntoma. Este esquema veo que se repite una y otra vez:
los periodistas, importantes actores en este asunto, no tienen en
general la más mínima idea (mejorando lo presente ; )de que hay un
adecuado modelo del fenómeno que tanto se repite, la mala evaluación de
riesgos,  o si la tienen no sienten la obligación de comprenderlo y
aplicarlo. Lo mismo para los políticos, que no parecen darse cuenta de
que necesitan estar informado *antes* y que eso exige tanto saber de
ciencia, de evaluación de riesgos y de en qué temas los demás,
ciudadanos y actores sociales, se ponen o no a evalúar estos mismos
riesgos (muy a menudo *nadie* evalúa riesgos de ninguna manera, ni mal
ni bien). Es una cuestión de preparación y me jugaría dos duros que la
ministra se ha estado preparando estos días más que otra cosa un
cursillo acelerado sobre compuestos aromáticos, lo mismo que más de un
periodista. Y, simpatías políticas aparte, ¿quién de entre nuestros
políticos tiene el mínimo en estos temas? muy pocos, creo, que yo sepa
algún físico ha habido, algún ingeniero y poca cosa más y aún estos no
parecían muy enterados de cómo evaluar riesgos.

 Saludos.