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Re: [escepticos] Mensaje de JLT



pepet ha escrito:

> Sr Navarro no se si habrá notado que a algunos colisteros no nos
> merece ningún respeto ningún himno nacional. Yo personalmente pienso que
> el concepto de Patria es una chorrada como la copa de un pino, aunque
> tengo que admitir que es un juicio de valor por mi parte. Por tanto si
> el concepto homenajeado me da risa imagínese los himnos que rinden el
> homenaje.
> resaludos pepet

Pepet:
    Me conmueve ver que los escépticos están a la vuelta de todo
en base a su racionalismo. Es cierto. El sueño de la razón produce
monstruos pero también hay razones que la razón no comprende.
Por ejemplo. Yo amo a mi mujer y a mis hijos y ellos están por
encima de cualquier otra persona aunque ello no sea muy racional.
Por ejemplo: Si tuviera que elegir por la vida de un benefactor de
la humanidad y alguno de ellos, llevado por mis sentimientos pero
sin duda alguna, optaría por los míos.
    Pero no soy yo el único que se deja llevar por sentimientos en esta
lista. Por ejemplo J. M. Bello Diéguez cuando le sugerí que tratase
de conocer in situ la realidad cubana aprovechando las vacaciones
me contestó que eso lo resuelve con su mujer, su hija y su gato.
Esa respuesta, si bien no es "racional" es atendible en base a las
"razones" del corazón.
    Durante la dictadura del proceso militar genocida de la Argentina
se hizo un campeonato de fútbol en nuestro país. Yo deseaba
fervorosamente que perdiese nuestro equipo, porque con el
triunfo la dictadura se anotaría ante las masas un gran punto en
favor. Desgraciadamente el equipo argentino ganó y el Gral.
Videla se dio el gusto de ser ovacionado en la cancha.
    Pero, ya en democracia, cuando el equipo argentino ganó
en México yo salí con mis hijos a festejar el triunfo.
    A mí no me atrae gran cosa el fútbol, pero actualmente cuando
se juegan los campeonatos mundiales siempre deseo, salvo aquella
ocasión, que gane el equipo argentino.
    Acúseme, Pepet, de irracional, pero cuando vuelvo de mis
vacaciones en el Brasil, al cruzar la frontera siento una
sensación de "ya estoy con los míos". No es otra cosa de
estar nuevamente en una comunidad en la que tienen nuestras
mismas pautas, costumbres, idioma, gestos, música, historia
a las que además se suman, y no es poco, lo que ha sido
toda nuestra vida y las relaciones que hicimos. Cuando estoy
en el extranjero tengo la sensación de tener que estar todo el
día con el ordenador prendido (esfuerzo de pensar en un idioma
y expresarse en otro, etc.) y recién me siento distendido cuando
vuelvo a la Argentina. Esa sensación ha sido mucho menor en
España, por razones obvias, o en Uruguay. Ya en Chile me
he sentido observador y observado.
    A la patria, que usted desprecia (y lo admiro porque pueda
hacerlo porque quisiera para mí esa posibilidad de extrañamiento),
están ligados nuestros padres, y no me refiero solamente a la etimología.
    ¿Usted o alguien de su familia o muy cercano tuvo que vivir en el
exterior, o peor aún, estar exiliado?
    Los argentinos conocemos muy bien lo que se siente porque
siempre se dice que somos descendientes de los barcos y además
de miles de desaparecidos hemos tenido miles de exiliados.
    Pepet: El emigrante pierde todo salvo su acento.
    Así como en Almería han atacado a los marroquíes, en Argentina
a los inmigrantes, pese a que han sido nuestros padres, se los ha
despreciado, especialmente por parte de la aristocracia criolla.
    A los españoles se los ha calificado tradicionalmente como
"sucios gallegos", a los italianos despectivamente como "gringos"
a los judíos como "rusos", a los árabes como "turcos".
    Cuando mi madre era niña, pese a ser argentina de nacimiento,
se le burlaban por su acento croata, que era la lengua que se
hablaba en su casa. Mis abuelos croatas dejaron muy jóvenes
a sus padres y hermanos en Europa, nunca más los volvieron
a ver y solamente por carta supieron de sus vicisitudes.
    Es también una costumbre muy argentina putear contra
nuestro propio país. Un cantante rosarino muy famoso, Fito
Páez, fue ovacionado por 80.000 personas la semana pasada
en un recital que dio aquí, en el que calificó a Rosario como
esta "puta ciudad". Pero a él (y a nosotros mismos) se lo
admitimos, pero realmente creo que no nos gustaría que
alguien de afuera venga a insultarnos.
    Por eso, calificar de "cancioncilla" y criticar la forma
literaria del himno cubano, además de una falta de respeto
hacia los cubanos es un acto de suprema tontería.
    Un himno y una bandera representan varias cosas. En un
momento han sido armas de guerra. Criticar su letra o sus
colores sería como criticar el manual de instrucciones de una
ametralladora. El himno cubano fue compuesto para
enfervorizar al pueblo en la guerra de la independencia.
La bandera para guía de tropas.
    Un himno y una bandera para mí son repudiables en
función de los valores a los que sirven. Si los valores son
válidos, enhorabuena, si no lo son, a pisotearlos.
    Yo hubiera sido feliz de pisotear la bandera nazi y
aunque los versos de la brigada azul están mejor compuestos
que los del himno cubano nunca diría que prefiero esa
composición. A los himnos y banderas se los valora o
repudia por lo que representan. El himno cubano es muy
valioso porque representa la voluntad de un pueblo por
conseguir su libertad e independencia y ese es el único
análisis válido. No entra para nada si está bien o mal
acentuado o si su rimas son ajustadas.
    Por esas razones no me avergüenza decir que me emociona
"La internacional" por los valores que enaltece.
    En mi juventud, cuando fundamos el Socialismo Revolucionario,
reflotamos los símbolos del socialismo que estaban olvidados
en la Argentina. Hasta algunos viejos militantes del partido
comunista argentino, que nos odiaban por el hecho de que
éramos en parte una fracción salida de él, se alegraron con
nuestras banderas rojas y nuestro himno internacionalista.
    Ese internacionalismo lo sigo sosteniendo. Por él me
duele el sufrimiento del pueblo cubano y nunca diría a ese
palo que aguante su vela en caso de persecución. Y usted
me entiende.
    Perdóname, Pepet, que personalice la cosa, pero tengo
en miras siempre a J. M. Bello Diéguez, que disfruta mucho
cuando cuento mi vida.
                                        Héctor
PS: He sabido hace poco, y gracias a un intercambio
privado con un miembro de esta lista que me llevó a
investigar mis raíces, que mi abuelo Manuel Navarro Estevan,
pese a ser casado y con hijos, fue un soldado español en la
guerra de Cuba. Cuando mi abuelo volvió del frente encontró
que mi abuela Manuela Blancas Badía había ido vendiendo sus
carros y sus mulas para darle de comer a la familia. Por su
parte el gobierno español nada hizo para ayudar a los
ex combatientes.
Esa situación los llevó a emigrar y, ¡aquí me tenéis!,
contento con el himno y la bandera argentina.