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Re: [escepticos] Heyerdahl en Cuba



Héctor Walter Navarro wrote:

> (Héctor) En la Argentina le llamamos "maestro Ciruela" a aquellos que tratan
> continuamente de estar corrigiendo a los demás y haciéndose los
> sabihondos. Por eso es que cuando algún colistero comete un error

¿Lo dice usted para que le llamemos "maestro Ciruela"? Por mí no hay inconveniente, aunque
prefiero seguir llamándole "señor Navarro".

> de ortografía paso de eso. Me parece que en una discusión es infame
> burlarse de alguien por su falta de ortografía, porque esa burla encubre
> la intención de desenfocar la atención sobre lo principal.

Vamos con otra clase: ortografía, conforme indica su nombre, se refiere a escribir
correctamente las palabras conforme a la norma. Una falta de ortografía, por ejemplo, es
escribir "mohai" con hache intercalada, si bien en este caso la falta es menor por cuanto
"moai" no es palabra ortodoxa en el idioma hispano. Otra cosa diferente son las faltas de
morfología (como la mala concordancia de palabras en género y número, de la que ya hemos visto
un ejemplo en otro de sus mensajes). Cuando se trata del significado de las palabras, la
disciplina aplicable no es la ortografía, sino la semántica. Ahí es donde es procedente la
diferenciación entre "saltar" y "saltear" (permítame que me ahorre el ejercicio práctico con
estas palabras; otro amable colistero ya le ha indicado el significado de una y otra, dejando
claro que su peritación -de usted- fue hecha con poca pericia), o el mal uso de "moai" para
referirse a una réplica en miniatura de una de las estatuas a las que se aplica dicho término.

>     Aquí hay muchos matemáticos, médicos y científicos que no tienen
> precisamente una formación de letras profunda.
>     Por esa razón cuando usted se equivocó y en lugar de usar el
> verbo "saltear" usó el verbo "saltar" caritativamente disimulé
> la falta.

Sólo dos cuestiones: una correcta ortografía, dado que se refiere usted a ella, es asunto de la
escuela primaria, no de los estudios universitarios. Para escribir según las normas no se
requieren para nada profundos estudios "de letras", salvo que usted, con sus peculiares
interpretaciones, entienda que lo de "letras" se refiere al abecedario.
Con respecto a su confusión entre "saltear" y "saltar", usted no disimuló nada. Simplemente,
metió la pata una vez más.

>     Pero eso sí, el hecho de que usted tenga déficits de cultura
> no me obliga a mí a sufrir la misma pobreza intelectual.

En eso concuerdo: no le obliga a usted en absoluto. En realidad, no veo nada aquí que pueda
obligarlo a usted. Lo que hace, lo hace en el uso de sus libertades, y los demás en absoluto
somos responsables del mal uso que usted haga de ellas.

>     Le explico, Bello Diéguez: Cuando de leer se trata uno puede
> "saltear" una lectura o algún párrafo. No se trata de "saltar", que
> para eso están las zanjas.

Las zanjas, las lecturas y los párrafos. Y el correcto significado de las palabras. E incluso
la lógica y la prudencia: todos ellos son aspectos que se pueden saltar. Sus mensajes son una
buena prueba de ello.

> (Héctor)
>     En mi adolescencia, es cierto, me gustó. Fue una novelita de
> aventuras muy entretenida, con suspenso (¿recuerda cuando

El suspenso se lo lleva usted por hacer caso a ese desinformado que dijo que "Aku-Aku" era una
novela. Por otra parte, cuando se escribe en un foro internacional es más correcto usar las
palabras canónicas como "suspense" que las variantes locales, en este caso americanismo, como
es "suspenso".

> cuenta sus incursiones en presuntas cavernas y el peligro de
> quedar aprisionado en sus vericuetos?). Asimismo el relato
> de su relación con pascuenses que evidentemente le tomaron
> el pelo y le sacaron dinero, con la promesa de revelarle
> presuntos secretos ancestrales, como lo de los hombres
> pájaros, lo de las tumbas tribales en cuevas de las
> barrancas con grandes tesoros, etc. Todo muy entretenido,
> como son los relatos de platos voladores y de ciencia ficción.

Y como lo son también los libros de divulgación bien escritos. Señor Navarro, el que un libro
resulte entretenido nada tiene que ver con que sea una novela o un relato de platos voladores.
Por otra parte, cuando esté usted en disposición de adentrarse por los vericuetos de la
literatura, ya verá cómo hay novelas que resultan realmente plúmbeas.

>     Pero lo ilevantable era su delirio de pretender imponer
> lecturas etnográficas que contrarían todos los registros
> previos, tal su peregrina teoría de que habían sido
> los indígenas sudamericanos quienes colonizaron la Polinesia
> usando balsas de totoras (un junco que crece en el lago
> Titicaca). Lo mismo cuando pretendió con otra balsa de
> papiro (tenía obsesión por hacer balsas de junco) desde
> la costa de África hasta América. No se planteó el problema
> de cómo llegaría el papiro desde Egipto atravesando todo el
> Sahara, o como llegarían las totoras desde el Titicaca hasta
> la costa peruana, atravesando toda la sierra central.

Señor Navarro, muy puesto debe estar usted en materia de arqueología sudamericana y polinésica
cuando pontifica con tanta autoridad. Por mi parte, no me cuesta reconocer que mi aproximación
a esas materias no pasa de ser superficial, y en consecuencia no me encuentro capacitado para
dictaminar entre tesis en liza. De todas formas, no debería usted ignorar que en ciencia, y en
general en cualquier campo activo de conocimiento, no está prohibido lanzar e intentar
demostrar hipótesis arriesgadas. Antes al contrario, éstas resultan positivas, tanto por
ampliar los campos de visión planteando relaciones hasta ese momento impensadas, como por
obligar a afinar los argumentos y pruebas de sus adversarios.

En cualquier caso, nada tiene esto que ver con el hecho al que se refería mi alusión a
Heyerdahl: que en el pensamiento "salvaje", o si usted lo prefiere "precientífico" o
"pretecnológico", se confunden los planos de análisis de la realidad que hoy diferenciamos
netamente, y no se diferencian conforme a ellos las causas y las consecuencias. Algo de eso
puede ver usted todavía en el jugador que se santigua al salir al campo, íntimamente convencido
de que eso le va a ayudar a jugar mejor, o en mi abuela, que hasta su muerte achacaba a la
mediación de la Virgen de los Dolores, a cuya capilla había hecho un importante donativo, el
permiso que habían dado a mi padre para venir desde su destino militar en África durante unas
navidades; mientras tanto, mi abuelo traía a colación el jamón que había regalado al capitán
García.

El que usted haya intentado (pues el intento resultó fallido) aprovechar esa alusión para
lanzar un furibundo ataque ad hominem dirigido a Heyerdahl con la esperanza de que algo me
tocase a mí de la basura esparcida, tan sólo da fe de sus métodos y tácticas, pero nada dice en
relación a las características del pensamiento de las poblaciones etnográficas.

>     Vamos, Bello Diéguez, un libro etnográfico no se
> sopesa en base al hecho de que sea entretenido o no, sino
> a su validez científica.

En efecto, así es. Lo cual no tiene nada que ver con el asunto que se trata.

>     Debe usted mejorar su bibliografía.

¿Y quién no? Pero todo tiene remedio. Prometo leer su libro sobre el poblamiento de Polinesia
tan pronto llegue a la librería de al lado de mi casa.

> > Pauwells y Bergier decían y popularizaban por Europa adelante que en la isla no
> > había piedra como la de los moais, que aunque la hubiese habido los indígenas no habrían
> > sido capaces de tallarlos, que si hubieran sido capaces de tallarlos no habrían sido
> > capaces de trasladarlos, y si hubieran sido capaces de trasladarlos no habrían sido
> > capaces de levantarlos. Heyerdahl estudió y encontró el lugar de fabricación de moais en
> > las canteras del Rano Raraku,
>
> (Héctor) No fue un mérito de él. Tal vez usted equivocadamente cree
> que haya sido Heyerdahl el que descubrió todo eso.

He dicho lo que he dicho. Ni más, ni menos.

> > (Bello Diéguez)
> > De nada, ya sabe que como buenos misericordiosos disfrutamos enseñando al que no sabe y
> > dando buen consejo al que lo necesita. Incluso a veces corregimos al que yerra y
> > soportamos con paciencia los defectos del prójimo.
>
> (Héctor) Es que es muy pesado el papel de profesor del mundo.

Si usted lo dice, así será. Lamento que le resulte tan gravosa la actitud que usted ha optado
por mantener frente al mundo. Enseñarle a usted, por el contrario, llega a resultar divertido.

> (Héctor) Fíjese usted, el mismo Thor Heyerdahl cuenta eso.
>     Dice que estaba asombrado por las "runas" (usa esa palabra
> equivocada) polinesias que un artesano pascuense grababa en
> unas lajas de piedras y un día descubrió que el "artista popular"
> las copiaba de un libro de arqueología.
>     Cosas del turismo.

Bueno... no debería confundir usted una tablilla "rongo-rongo" (¿era así? No tengo a mano el
libraco) con un moai.

> (Héctor) En mi colección de corales tengo uno blanco muy hermoso
> de la isla de Pascua y un horrible moai tallado en madera
> que me regalaron unos clientes chilenos. Lo más cómico es

Ya le dije que no debería hacer caso al que dijo lo de la novela y lo de los moais. Lamento
darle el disgusto, pero me temo que usted no tiene moais, sino réplicas de éstos en miniatura.
Alguna de ellas de calidad pobre, según usted mismo dice.

>     Eso lo conoce muy bien Heyerdahl y le debiera haber servido
> para no decir las tonterías que dijo en La Habana en el sentido
> de que los indígenas estaban en mejor relación con la naturaleza
> que el hombre moderno. Por el contrario, el respeto por la
> naturaleza es un invento del hombre ultracivilizado de occidente.
>     Ni los orientales ni el hombre primitivo participaban de esos
> valores.

Todo depende de si adopta usted una perspectiva "etic" o "emic". Desde la primera, no importan
los valores, sino los comportamientos. Y hay pueblos que tienen comportamientos sociales que
redundan en el mantenimiento del medio. Pueblos primitivos a veces, y otros no tanto. El
estudio de Marvin Harris sobre el tabú de las vacas en India va por ahí, por ejemplo. Y no crea
que no me da un poco de miedo citar a Harris o a cualquier otro. Me queda el resquemor de que
vaya usted a calificarlo de pseudoantropólogo por si así me cae algo a mí.

Saludos

JM