Muerto se debe estar muy tranquilo. Fíjate que a eso -a la paz de la inexistencia- aspiran los budistas.
No veo tan difícil acostumbrarse a pensar en la propia muerte como algo no ya inevitable, sino incluso necesario, 'ecológico' si me apuras. ¿No estamos rodeados de un ciclo constante de vida y muerte? ¿No es la muerte semilla de vida? Por qué íbamos a ser nosotros la excepción a esa dinámica vital?
Saludos
Javier
P.D.: Y no me caigas en la herejía, que el dualismo alma-cuerpo es aportación helenista. Y de discutible ortodoxia. En un evangelio -no sé si el de Mateo o Juan- se recogen unas palabras de Jesús que declaran su clara visión monista del hombre. seguro que sabes a qué texto me refiero.