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[escepticos] Re: La veracidad informativa
El vie, 23-12-2005 a las 14:09 +0100, jmbello escribió:
> Ahora sólo te falta señalar cuándo y dónde han nombrado *gobierno de
> cataluña* al *consejo audiovisual de cataluña*.
>
Y ahora solo te falta decir dónde digo yo tal cosa (no obstante, no te
quepa duda que el CAC está al servicio del tripartito, solo tienes que
leer el informe que han realizado, que enlazo más abajo).
> ¿No te parece que estás enredando demasiado?
sí, sí, todo es cosa mía, no hay nada de qué preocuparse, ya me callo.
Eso sí, que se calle Simancas (nada sospechoso de ser pro-cope ni
pro-derechona), que también está preocupado por "el riesgo de
recuperarse la censura":
http://www.europapress.es/europa2003/noticia.aspx?cod=20051222135001&tabID=1&ch=66
Por cierto, como no hay nada de qué preocuparse, hoy se ha sabido,
mediante filtración a El País, que el Gobierno central está preparando
un organismo equivalente al CAC para toda España:
"Un Consejo estatal vigilará la "veracidad" de las informaciones. El
organismo podrá revocar las concesiones de radio y televisión por el
contenido de sus programas"
http://www.elpais.es/articulo/elpporsoc/20051223elpepisoc_3/Tes
Pero preocuparse de todo esto, qué va! Tonterías mías, que no leo nada y
lo confundo todo.
> Vuelvo a pedirte un poco de seriedad.
¿qué tal aplicarte el cuento? En cuanto desaparecen los argumentos, a
entrar en los metadebates, bizantinismos y las tergiversaciones. En eso
reconozco que no puedo (ni quiero) competir. ¿Qué tal si te lees la ley
y nos haces una defensa seria para demostrarnos que no hay nada de lo
que preocuparse? Yo ya no puedo dedicarle más tiempo, he leído todo lo
que tenía que leer (incluida la ley), os he expresado mi preocupación
como personas racionales que sois y ahora cada cual que haga sus
deberes, lea los medios y saque sus conclusiones. ¿Que estoy equivocado,
Simancas está equivocado, las asociaciones de la prensa están
equivocadas y todo esto son imaginaciones de la derechona? Pues eso que
ganamos todos.
Por cierto, como colofón, no me resisto a pegar el comentario que ha
hecho hoy Arcadi sobre el significativo informe del CAC sobre la Cope,
que delata claramente su naturaleza y objetivos
(http://www.audiovisualcat.net/actuaciones/acuerdocope.pdf) Hay
interesantes comentarios sobre "la verdad" (se nota que está leyendo a
Michael Lynch y su "La importancia de la verdad", en Paidós, que me
permito recomendaros a todos).
Aquí va, no tiene desperdicio:
Es probable que de la lectura del informe del Consejo Audiovisual de
Cataluña (Cac) sobre las actividades de la cadena Cope se deduzca el
carácter inquisitorial del citado organismo. Yo prefiero fijarme en la
irrisoriedad de su trabajo. Yo no escucho la Cope. La Cope la escuchan,
sobre todo, los militantes de la izquierda ibérica, expresión, por
cierto, que para mí tiene un agradable regusto a caña de lomo. Es la
pasión y obstinación de esa paletilla la que ha colocado a algunos
programas de la emisora cerca del cenit de la audiencia radiofónica
española. Así pues, he leído el informe del Cac con la inquietud y el
placer del que se abisma en terra incognita. Quiá!: ni un repeluzno. La
puerilidad de la muestra de laboratorio tomada por el Cac sólo es
equivalente a la de sus conclusiones. Pensaba, por ejemplo, que tendría
que empezar esta nota aludiendo a la dificultad de reproducir por
escrito unos cortes de voz, sin tener en cuenta los significantes no
verbales de la expresión oral, tono, risas, músicas, onomatopeyas,
etcétera. Sofisticación pedantesca. La muestra de laboratorio se adentra
en conversaciones de cervecería. Aún se oye el ruidillo salobre de las
crustáceas cáscaras aplastadas. Un reguero de puñetazos sobre la barra y
de bigotes espumados, y de mucha taxidemocracia. Esto de la democracia
del taxista no es mío, bien que lo siento. Es del estoico filósofo
Savater y consiste en que uno se sube a un taxi, empieza a hablar sobre
la subida de las hidrocarburos, y en pleno éxtasis el taxista dice:
“Mire, esto lo arreglaba yo, vaya si lo arreglaba. Para empezar
fusilaría…” Y en consecuencia. El Cac quiere cerrar un bar. A ver si
puede. Lo que irrita, como habitualmente en Cataluña, son las
pretensiones. El Cac dice, y por ley, que va a dedicarse a comprobar la
veracidad de las informaciones y a sancionar la mentira. Extraordinario
(e ilegal) empeño. Me río de Janeiro, cacos. En todo el informe sobre
las actividades de la Cope no hay una sola muestra de que el Cac vaya a
ocuparse de la veracidad de nada. Entre otras cosas, porque como muy
bien sabe la Cope, la veracidad es cara. Doy por hecho, por supuesto,
que cuando hablan de veracidad no se refieren a la demostración de que
la Cataluña actual no es la Alemania de los treinta, afirmación de alto
(y continuo) copete. Porque si se trata de asuntos de este jaez la
demostración es imposible. Estos asuntos, como la inmensa mayoría de la
muestra de laboratorio recogida, no son falsables. Tengo un diminuto,
pero muy significativo ejemplo del quiero y no puedo del Cac. Vayan al
corte de voz cuatro, a las 6.33 horas del 27 de septiembre. El
comentarista se refiere a una explosión en Badalona. Ameniza el relato
con las relaciones entre Esquerra y el terrorismo, y el Cac subraya
pulcramente los excesos. Excepto el principal, naturalmente: que el
comentarista da por hecho que se trata de un acto de terrorismo contra
un diputado del Partido Popular. ¿Por qué el Cac no subraya este exceso
fundamental, fáctico, este incumplimiento de la veracidad? Porque no lo
sabe, naturalmente. Porque debería haberlo investigado, nada, dos
minutos, los que acabo de tomarme yo. Algo así como trabajar y escuchar
menos la radio. Un ejemplo leve. Ahora encárese el Cac, y su cristiana
metodología, con lo que la Cope haya podido decir sobre el 191M. Lo que
separa una cervecería de un putsch. O la lírica crustácea del Código
Civil. Ah, la veracidad. El grave problema de que haya que trabajársela.