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el problema es que los datos se interpretan con mucho sesgo y que hay
infinidad de factores que no se tienen en cuenta o no se sabe que
factor
corrector aplicarles (por ejemplo, el del calor urbano): en mi
irrelevante opinión, la tarea de los escépticos, más que tomar partido
por uno de los extremos o de sumarnos al coro alarmista, es
proponer el
establecimiento de mecanismos de financiación imparcial y sometidos a
sistemas de análisis análogos a los del doble ciego. Sabemos mejor que
nadie que las expectativas determinan los resultados, y también el
saber
quién te paga. Que sean equipos distintos los que elaboren los
modelos,
los que los sometan a ensayos y los que recojan los resultados. Es aún
muy poco lo que se sabe del clima (tanto de su historia como de su
evolución), hay que dejar que los expertos trabajen y no obligarles a
sacar conclusiones precipitadas (llevamos muchos años de alarmismo: en
los años setenta el peligro inminente era el "enfriamiento global" --o
la superpoblación o...--, hoy es el "calentamiento brusco"). Algo del
tipo del doble ciego es un previo imprescindible para frenar tanta
conjetura, tanta especulación y tanto disparate que lleva incluso a
oscilaciones del 400% en algunos modelos climáticos para el presente
siglo.