Pero es que esa noción de alma sí puede ser ortodoxa, desde la visión
cristiana del hombre como 'totalidad', desde la referencia bíblica al 'soplo
vital' divino, que hace un hombre de una estatua. El 'golem' de la tradición
mística judaica es eso, una estatua 'animada', pero el 'ánima' -un escrito
en el caso del golem- no tiene calidad vital autónoma. El hombre es, para el cristiano, una totalidad trascendente, aunque disten mucho de estar
claros -para el creyente, insisto- por falta de precisión de la doctrina
original, cuáles serían las características del 'hombre resucitado'. Sólo se puede recurrir al resucitado arquetípico, Jesús, que muestra -de creer a la Escritura- características muy peculiares.